fran ilich on 23 Oct 2000 02:42:02 -0000


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[nettime-lat] la detencion del subcomandante marcos.


MIERCOLES 18 DE OCTUBRE DE 2000

¤ Interrogatorios a tojolabales sobre la detención

La versión sobre Marcos causó hilaridad y más presión militar

¤ Inquietud de campesinos priístas luego del borrego oficial

Hermann Bellinghausen, enviado, La Realidad, Chis., 17 de octubre

¤ Donde cayó más de sorpresa la "noticia" de que habían "agarrado" al
subcomandante Marcos en La Realidad fue,
precisamente, en La Realidad. Lo estaban oyendo en el radio, que el gobierno
lo andaba diciendo. A unos les ganó la risa desde el primer momento, otros
se encabronaron de las mentiras, aunque al paso de los días estos últimos
acabaron también riendo.

De cualquier manera, pasado el "borrego" gubernamental, se incrementó la
presión militar sobre las comunidades circunvecinas, así como el
nerviosismo, y en ocasiones malestar, de las tropas federales ante las
falaces noticias. En las horas y días posteriores a que el delegado del
gobierno alborista en la región fronteriza, con su proverbial conocimiento
de lo que
pasa en las comunidades indígenas de la zona, soltara por la radio una de
vaqueros que hizo brincar en sus asientos al
secretario de Gobernación y al director de la Policía Federal Preventiva,
los destacamentos militares de Guadalupe Tepeyac y Río Euseba fueron
surcados por la sombra de la incertidumbre.

En el puesto de control del Ejército federal, en las afueras del
Aguascalientes zapatista en el viejo Guadalupe Tepeyac, los soldados y
oficiales interrogaban a las personas provenientes de La Realidad. Un
sargento decía: "Es imposible, cómo vamos a creer que sus propios compañeros
agarraron a Marcos, eso no sucede". Descubría, con inquietud, que no podía
creerle en esta ocasión al gobierno.

En la base de operaciones del Ejército federal del Euseba, la reacción de la
tropa fue hostil para con los campesinos que transitaban por el camino. Unos
campesinos tojolabales fueron interceptados e interrogados por efectivos
castrenses.

-¿De dónde eres tú? -increparon a un indígena.

-Venimos de San Cristóbal.

-Eres zapatista.

-No soy.

-No te hagas pendejo. Tú sabes dónde está el que le dicen subcomandante
Marcos.

-No lo sé -insistió el campesino.

-No te hagas güey, si yo sí sé dónde está -prosiguió el soldado.

-Ah pues está bueno.

-¿Y no pasas por La Realidad?

-Pues está en el camino.

-Ahí está ese cabrón, facilito lo vamos a agarrar -dijo el soldado.

-Qué bueno, a ver si así se acaba el problema -dijo el indígena.

-Tú eres pinche zapatista. Con lo que dices se ve que te quieres burlar de
mí. Sabes que no es tan fácil agarrar al ese Marcos. Parece que no hay
gente, pero llegado el momento van a salir -corrigió su jactancia el
soldado.

En el Euseba, estos días, los soldados obligan a bajar a los pasajeros de
los camiones y detienen a quienes transitan a pie. Los catean, les revisan
todas sus pertenencias, los acusan de "zapatistas". Interrogan procedencia,
destino, nombre, edad, a qué vas, cuándo regresas, etcétera.

Espías en conflicto

Las declaraciones del delegado Torres Vera (de momento, "suspendido" del
cargo) no sólo movieron la indignación y la risa de las comunidades en
resistencia, también pusieron a girar a los servicios de inteligencia
militar. En dos ocasiones, presuntos vendedores de pollos y verduras han
intentado ingresar a La Realidad esta semana. "Se les ve luego que son
soldados, no los dejamos pasar", dice Lázaro.

El primer día eran dos hombres. Antier se presentaron cinco desconocidos,
insistiendo en sus intenciones comerciales. Como no pudieron ingresar al
pueblo, rodearon por el Cerro Quemado, atravesaron la cañada y fueron a
salir a la comunidad de Benito Juárez. Otros tres siguieron en dirección
opuesta hacia San Cristóbal Buenos Aires y se reunieron con sus compañeros
"vendedores" en Benito Juárez. En cada comunidad que pasaban, se presentaban
con nombres distintos.

"Son soldados que andan circulando", según Lázaro, quien no denota mucha
preocupación. "Están viendo cómo presionan a las bases de apoyo zapatistas".

La inquietud alcanzó especialmente a los campesinos priístas del rumbo.
Cuenta Lázaro que uno de El Porvenir vino a preguntarle si era cierto lo que
decían las noticias. "¿Qué dicen las noticias?", preguntó a su vez. "Que lo
agarraron, a Marcos", respondió el priísta. "Yo no sé", dijo Lázaro.

Y el otro: "Si eso pasa, se va a poner duro". Lázaro no contiene la risa
cuando repite las palabras con que concluyó esa conversación: "Tienes razón,
si lo agarran se va a oscurecer el mundo".

"El señor priísta se fue muy preocupado. Se espantó", dice Lázaro por
último.

El petate del muerto

El silencio zapatista tiene trabajando la maquinaria de rumores del gobierno
de Roberto Albores Guillén, que según versiones de la prensa alcanzó a
desconcertar al gobernador electo Pablo Salazar Mendiguchía, quien ya debía
haber escarmentado, habiendo sido él mismo objeto de similares prácticas
informativas.

Dado que el rumor coincidió con la clamorosa visita al país de ex presidente
Carlos Salinas de Gortari, antes de su estrepitoso desenlace, no faltó quien
quisiera ver en esta pieza de ingeniería informativa un intento por distraer
la atención pública por parte del gobierno zedillista, que pasaba por un
predicamento. Divulgar, "de muy buena fuente" la especie de que el jefe
militar zapatista estaba detenido parecía un buen petardo. Dio para los
titulares de la prensa local, y para justificar
incursiones militares en las comunidades de la región tojolabal, quitar el
sueño a los campesinos progubernamentales en las Cañadas y la frontera con
Guatemala, y finalmente exhibir una vez más al alborismo que no se despide
todavía.

Realidad virtual

En la puerta del flamante comedor colectivo Las 3 estrellas, a un lado del
camino, en La Realidad, Sara recuerda que cuando oyó en las noticias las
"revelaciones" del delegado fronterizo Torres Vera pensó: "Esos son los
mismos que nos vinieron a tirar la escuela con su helicóptero y luego se
pusieron a decir que nos habían venido a ayudar. Son los mismos que tienen
el veneno de las mentiras en su boca". Habla y sonríe.

No es la primera vez, ni parece la última, que la gente de La Realidad se
enfrenta a la realidad virtual del gobierno chiapaneco. En la comunidad hay
calma. La relativa calma que este mediodía es puesta a prueba durante el
paso del convoy militar en cotidiano hostigamiento. Sara se mete a la cocina
mientras 14 vehículos llenos de soldados, algunos apuntado
ametralladoras, ruedan lentamente, escoltando maquinaria pesada del propio
Ejército federal. Las obras en los cuarteles de
Guadalupe Tepeyac y Euseba siguen, febriles pese a las lluvias, a unas
cuantas semanas de que cambien los gobiernos federal y estatal. Por si
acaso.

"No quiero verlos", dice Sara, perdiendo la sonrisa un rato.

- - -

nos vemos en el futuro.

ilich.

¿alguna vez soñaste un borderhack?
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