Ana Viseu on 6 Dec 2000 22:44:38 -0000


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[nettime-lat] ¿Quién lee su e-mail?


http://www.elpais.es/p/d/20001203/sociedad/email.htm
Patricia Ortega Dolz, El Pais, 3 de Diciembre

¿Quién lee su e-mail?

El uso del correo electrónico en las empresas genera un debate sobre el 
derecho a la intimidad de los empleados

"Pasión imperecedera", "Estupefacientessss", "Cosas del matrimonio", no son 
obras literarias sino los títulos que Gregorio Giménez, un catalán de 48 
años, le puso a los mensajes de correo electrónico que mandaba desde su 
puesto de trabajo en el Deutsche Bank, en Barcelona. Envió 140 mensajes en 
algo más de un mes y ahora una sentencia considera procedente su despedido 
por el uso indebido de una herramienta de su empresa. ¿Quién leyó sus 
mensajes?, ¿fue un pinchazo autorizado?, ¿se violó su intimidad?

Un juicio que podía haber despertado el debate jurídico sobre el derecho a 
la intimidad de los trabajadores en las empresas unido al uso -o abuso- de 
las nuevas tecnologías, se ha reducido a una cuestión de productividad 
laboral y de deslealtad.

"Fueron los compañeros de Gregorio Giménez los que se quejaron porque 
recibían mensajes obscenos y eso empujó a la empresa a intervenir su 
correo", explica Antonio Jordá, abogado defensor del Deutsche Bank. "Una 
normativa interna establece el uso profesional del correo electrónico y, en 
este caso, el 100% de los mensajes eran de carácter personal, lo que 
refleja una actuación desleal del empleado", añade, aunque admite que 
ningún juez autorizó la intervención del buzón de correo.

La versión de Gregorio es bien distinta: "El jefe de personal me llamó una 
mañana y, mostrándome las copias impresas de mis mensajes, me dijo: te vas 
a la calle. Después, el banco prohibió el uso personal del correo".

Lo sorprendente del caso es que ni demandante ni demandado han aludido al 
derecho a la intimidad y, menos aún, a la idea de violación de este derecho 
fundamental, pese a que en los autos del juez consta el contenido íntegro 
de cada uno de los mensajes enviados por Giménez.
Sólo se ha tratado de derechos y obligaciones laborales, por lo que la 
sentencia no sirve para justificar el hecho de que los empresarios husmeen 
en el correo electrónico de los trabajadores.

"El debate jurídico y político continúa abierto a la espera de la primera 
sentencia penal que aplique el artículo 197 del Código Penal. Dicho 
artículo establece una pena de hasta cuatro años de cárcel para el que, por 
descubrir los secretos de otro, se apodere sin su consentimiento de sus 
cartas o mensajes electrónicos, sin que se establezca excepción en el 
ámbito laboral", dice Carlos Sánchez Almeida, portavoz de Kriptópolis, 
grupo de defensa de derechos civiles en la red.

Lo cierto es que, hoy por hoy, casi todas las empresas se encuentran 
conectadas a la red y casi el 100% de sus empleados tienen correo 
electrónico. Esto significa que, con sentencia o sin ella, hay múltiples 
cuestiones sobre la mesa: ¿hasta qué punto tiene derecho una empresa a 
controlar el correo de sus empleados?, ¿puede un jefe leer el contenido de 
los mensajes o debe limitarse a ver quiénes son los destinatarios y los 
emisores, al igual que puede hacer con las llamadas telefónicas?, ¿debe 
advertirse a los empleados y exigir un uso profesional del correo?, ¿Se 
puede salvaguardar la intimidad de los empleados respetando el derecho de 
la empresa a velar por su seguridad?.

No existe una respuesta unívoca porque no hay regulación sobre el tema 
pero, de hecho, muchas empresas ya están tomando medidas sin necesidad de 
ley. Por ejemplo, el Lloyd Bank, la primera entidad bancaria del Reino 
Unido, controla sistemáticamente el correo electrónico de sus empleados, 
plenamente conscientes de esa medida, para evitar fugas de secretos 
empresariales. "No podemos ver el contenido porque el sistema avisa al 
empleado de que su correo ha sido leído, pero comprobamos que va dirigido a 
un cliente", explica Julio Semper, técnico informático.

De otro modo, la Agencia Tributaria tiene una red interna y cifrada de 
correo que sólo permite descifrar los mensajes a los trabajadores, y sólo 
algunos tienen acceso a Internet para recibir los correos de los 
contribuyentes, según explica Santiago Segarra, director de Informática.

En otras empresas más pequeñas como es Crisa, que fabrica equipos 
electrónicos, sólo tiene acceso a Internet quien lo necesita y el resto usa 
el correo interno igual que el teléfono. Estas medidas de seguridad 
demuestran que es compatible, con el uso de las nuevas tecnologías, 
salvaguardar la intimidad de los empleados y preservar la seguridad de las 
empresas. Pero, a falta de una regulación común, hay tantas políticas de 
seguridad empresarial como empresas. Al final, todo queda en manos del 
administrador informático, el "amo de llaves".

Según los especialistas en seguridad informática la solución a la cuestión 
de la intimidad de los trabajadores en las empresas pasa, además de por el 
desarrollo de una legislación unificada, por la formación continua de los 
usuarios. José Luís González Sánchez, un conocido experto en estos temas, 
considera que los mayores riesgos provienen de la escasa concienciación de 
los usuarios. "El desconocimiento de las debilidades de las herramientas 
que se utilizan es el mayor agujero de seguridad. Es necesaria una 
concienciación no alarmista".

Recuerda Joaquín Rosés, presidente de la Asociación Abogados en Internet, 
que la Red fue creada para servir al libre flujo de información, y es justo 
la conciencia de que se trata de ése material poderoso la que ha generado 
una necesidad: la de controlar sin ser controlado. Sólo queda que los 
mecanismos de control no atenten contra derechos fundamentales y no se pase 
de estar en red a estar atrapado por la red.

El mensaje oculto

Un mensaje puede recorrer todo el planeta antes de llegar a su 
destinatario. Se trata de un viaje inesperado en el que sólo se conoce el 
punto de partida y el de llegada, ya que varía según la congestión de la 
red. Primero se dirige a un servidor de correo local que está conectado a 
nuestra red y, desde allí, entra en Internet. En teoría, podría leerse en 
cada uno de los servidores por los que pasa y en los que, por defecto, 
queda registrado.

Sin embargo, existen formas de ocultar los mensajes. Los dos programas más 
populares de correo, Messenger de Netscape y Outlook Express de Microsoft, 
llevan incorporada la posibilidad de codificar los mensajes pero, para 
hacerlo, es necesario instalar un certificado digital válido. Uno de los 
sistemas más conocidos de cifrado es PGP, que evita que los correos 
enviados de una entidad a otra puedan ser leídos por una tercera que 
pudiese estar a la escucha.

Se basa en un sistema de claves en el que cada usuario dispone de dos: una 
pública y otra privada. El emisor del mensaje lo codifica con la clave 
pública del destinatario y el receptor lo descifra con su clave privada. 
Así, sólo puede leer el mensaje aquel al que va dirigido y que tiene la 
clave correcta para descodificarlo. Las claves públicas son, como su nombre 
indica, públicas, y se pueden dar tranquilamente a cualquier persona que 
queramos que nos mande un mensaje, porque sólo el dueño de esa clave 
pública podrá descifrar el contenido del mismo con su clave privada. Esta 
última sí es secreta, es como un abrecartas particular sin el cual, aunque 
tuviéramos la carta en nuestras manos, no la podríamos abrir.


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