ricardo dominguez on 13 Mar 2001 14:46:09 -0000


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[nettime-lat] TEXTO - EL SUBCOMANDANTE INSURGENTE MARCOS EN EL ENCUENTRO INTERCULTURAL


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TEXTO PRESENTADO POR EL SUBCOMANDANTE INSURGENTE MARCOS EN EL
ENCUENTRO INTERCULTURAL "LOS CAMINOS DE LA DIGNIDAD: DERECHOS
INDI'GENAS, MEMORIA Y PATRIMONIO CULTURAL" CELEBRADA EL DI'A 12 DE MARZO
DEL 2001 EN EL DEPORTIVO DE LA VILLA OLI'MPICA, CONVOCADA POR LA ENAH Y
CON LA PARTICIPACIO'N DE JOSE' SARAMAGO, ALAIN TOURRAINE, MANUEL VA'ZQUEZ
MONTALBA'N, BERNARD CASSEN, CARLOS MONSIVAI'S, ELENA PONIATOWSKA, CARLOS
MONTEMAYOR Y PABLO GONZA'LEZ CASANOVA.

12 DE MARZO DEL 2001.

  BUENAS MEDIODI'AS TENGAN TODOS Y TODAS:

  QUEREMOS AGRADECER A LA COMUNIDAD DE LA ESCUELA NACIONAL DE
ANTROPOLOGI'A E HISTORIA LA OPORTUNIDAD QUE NOS DAN DE DECIR NUESTRA
PALABRA AL LADO DE ESTAS PERSONAS QUE, A SU VIRTUD DE DAR LUZ A LAS
PALABRAS, SUMAN SU SER HUMANOS QUE ACOMPA~AN UNA LUCHA QUE SO'LO SE
INSCRIBE DENTRO DE LA MA'S GRANDE POR LA HUMANIDAD.

  Comenzar esta pla'tica no es sencillo.

  No so'lo porque las luces que nos acompa~an deslumbran y dejan muy
pocos espacios oscuros, lugar predilecto para las sombras que somos.

  Tambie'n porque un escarabajo impertinente me ha impedido preparar
algo reposado y certero, interrumpie'ndome con toda clase de cosas
absurdas e ininteligibles.

  Tal vez hayan oi'do hablar antes de e'l, se autodenomina "Don Durito
de la Lacandona" y se ha auto asignado la misio'n de, dice, desfacer
entuertos y socorrer al menesteroso y desvalido.  Por alguna razo'n que
no alcanzo a comprender, Durito ha decidido que yo entro en la
categori'a de los menesterosos y desvalidos, y que, dice, mi vida
entera es un entuerto.

  Asi' que ya saben que lo que me ha desvelado en todos estos di'as, no
ha sido el caudal de declaraciones contradictorias del Fox, ni las
amenazas de muerte que generosamente nos ha prodigado el Partido
Accio'n Nacional.  No, ha sido Durito que se ha empe~ado en que el
autobu's no es un autobu's sino una embarcacio'n, y que la marcha en
realidad no marcha, sino que navega, puesto que la mar le da sustento.

  Segu'n lo poco que pude entender, Durito asistira' al concierto de
rock que se realizara' hoy en el Zo'calo de la Ciudad de Me'xico y en el
que participara'n, segu'n nos dicen, Joaqui'n Sabina, Maldita Vecindad,
Santa Sabina y Panteo'n Rococo', adema's de un buen tanto de jo'venes y
jo'venas.

  Pero eso es, como todo en esta marcha, historia por venir.

  En la cultura, el zapatismo ha podido encontrar oi'dos generosos y
ecos que hablan su propia dignidad.  En la mu'sica, particularmente en
el rock, en las artes visuales y esce'nicas, en las letras y en los
ana'lisis cienti'ficos hemos encontrado gente buena, humana pues, que
sigue sus propios caminos de la dignidad.  Asi' que queremos aprovechar
este acto para saludarlos a todos y a todas quienes en la cultura
luchan por la humanidad.


  Para hablar como zapatistas de los caminos de la dignidad,
contaremos un cuento que se llama:

EL OTRO JUGADOR.

"En su grave rinco'n, los jugadores
rigen las lentas piezas.  El tablero
los demora hasta el alba en su severo
a'mbito en que se odian dos colores.

(...)

Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habra' cesado el rito.

(...)

Tambie'n el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos di'as.

Dios mueve al jugador, y e'ste, la pieza.
 ?Que' Dios detra's de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sue~o y agoni'as?"

AJEDREZ.
Jorge Luis Borges.

  E'ste es el cuento:

  Un grupo de jugadores se encuentra enfrascado en un importante juego
de ajedrez de alta escuela.  Un indi'gena se acerca, observa y pregunta
que que' es lo que esta'n jugando.  Nadie le responde.  El indi'gena se
acerca al tablero y contempla la posicio'n de las piezas, el rostro
serio y ce~udo de los jugadores, la actitud expectante de quienes los
rodean.  Repite su pregunta.  Alguno de los jugadores se toma la
molestia de responder: "Es algo que no podri'as entender, es un juego
para gente importante y sabia".  El indi'gena guarda silencio y
continu'a observando el tablero y los movimientos de los contrincantes.
 Despue's de un tiempo, aventura otra pregunta " ?Y para que' juegan si
ya saben quie'n va a ganar".  El mismo jugador que le respondio' antes
le dice: "Nunca entendera's, esto es para especialistas, esta' fuera de
tu alcance intelectual".  El indi'gena no dice nada.  Sigue mirando y
se va.  Al poco tiempo regresa trayendo algo consigo.  Sin decir ma's
se acerca a la mesa de juego y pone en medio del tablero una bota
vieja y llena de lodo.  Los jugadores se desconciertan y lo miran con
enojo.  El indi'gena sonri'e maliciosamente mientras pregunta:
" ?Jaque?".

FIN del Cuento.


  Samuel Taylor Coleridge, poeta ingle's de la bisagra de los siglos
XVIII y XIX, escribio': "Si un hombre atravesara el Parai'so en un
sue~o, y le dieran una flor como prueba de que habi'a estado alli', y si
al despertar encontrara esa flor en su mano...  ?entonces, que'?"

  En esta Marcha de la Dignidad Indi'gena, los zapatistas hemos visto
una parte del mapa de la tragedia nacional que no tiene horario triple
A en los noticieros radiales y televisado.  Cualquiera de los
presentes puede argumentar que eso no tiene me'rito alguno y que no era
necesaria una marcha para darse cuenta que el Me'xico de abajo es
mayoritario en nu'mero y en pobreza.

  Pero no vengo a hablarles de i'ndices de pobreza, de constantes
represivas o de enga~os.

  En esta marcha los zapatistas tambie'n hemos visto parte de los
Me'xico rebeldes y de su verse a si' mismo y ver a los otros, que eso, y
no otra cosa es la dignidad.  Los Me'xico de abajo, particularmente el
indi'gena, nos hablan una historia lucha y resistencia que viene de
lejos y que palpita en el hoy de cada lugar.  Si', pero tambie'n es una
historia que mira hacia delante.

  Desde las monta~as del Sureste Mexicano hasta el Zo'calo de la Ciudad
de Me'xico, los zapatistas hemos atravesado un territorio de rebeldi'a
que nos ha dado una flor de dignidad morena como prueba de que
estuvimos ahi'.  Hemos llegado al centro del Poder y encontramos que
tenemos esa flor en las manos y la pregunta, como en Coleridge, es
" ?entonces, que'?".

  Contra lo que suponen los columnistas de la clase poli'tica, la
pregunta no se refiere a que' sigue, sino a que' significa esa flor
morena.  Y, sobre todo, que' significa para adelante.

  Yo se' que en estos tiempos de modernidad, donde los coeficientes
intelectuales son sustituidos por las cuentas bancarias, la poesi'a por
los spots publicitarios, y la ciencia por la diarrea verbal, hablar de
sue~os no deja de sonar anacro'nico.

  Sin embargo, la lucha de los pueblos indios por su dignidad es
fundamentalmente un sue~o, eso si', es un sue~o muy otro.

  La lucha indi'gena en Me'xico es un sue~o que no so'lo sue~a el ma~ana
que incluya el color de la tierra, tambie'n, y sobre todo, es un sue~o
que lucha para apremiar el despertar de ese ma~ana.

  Los pueblos indios resurgimos precisamente cuando lo que nos niega
parece ma's fuerte y so'lido.  Y es que precisamente nuestro sue~o
adivina ya que los monumentos que el neoliberalismo se autoerige, no
son sino ruinas futuras.

  El poder quiere atrapar la lucha indi'gena actual en la nostalgia,
los golpes de pecho y el "boom" de la artesani'a.  Se quiere acotar la
lucha india al marco del pasado, algo asi' como "el pasado nos alcanza
con las deudas pendientes", para usar el lenguaje mercadolo'gico tan de
moda.  Como si saldar esas cuentas fuera el disolvente eficaz para
borrar ese pasado y pueda asi' reinar sin problema alguno el "hoy, hoy,
hoy" que el Fox uso' como plataforma electoral y usa como programa de
gobierno.  El mismo "hoy" que el neoliberalismo ha convertido en nuevo
credo religioso.

  Si advertimos que el movimiento indi'gena quiere ser convertido en
moda, no nos referimos so'lo a los afanes publicitarios que quieren
envolverlo.

  Despue's de todo, la moda no es ma's que una vuelta al pasado cuyo
horizonte final es el presente, el hoy, la actualidad, la fugacidad
del instante.

  En la lucha por la dignidad, se da una vuelta parecida al pasado,
pero, y esto es fundamental, el horizonte final es el futuro.


  Para ponerlo en otros te'rminos, el neoliberalismo, que no es otra
cosa que una moda, es decir, una vuelta al pasado con el horizonte del
presente (por eso el "neo" que le da presente al liberalismo de
anta~o), concibe el mundo actual como el u'nico posible, como la
culminacio'n de los tiempos (por eso el Fox dice y se dice que ya toda
lucha progresista termino' con su llegada al Poder) y sus intelectuales
y promotores de imagen (si es que hay alguna diferencia) disparan al
reloj de la historia para detener la hora, y asegurar asi' que no hay
ma's ma~ana que el hoy que ellos presiden.

  Los intelectuales neoliberales, a diferencia de sus antecesores, han
renunciado a la iniciativa histo'rica y  ya no anuncian el futuro.  No
porque no alcancen a verlo, sino porque lo temen.

  La lucha indi'gena mexicana no ha venido a retrasar el reloj.  No se
trata de volver al pasado y declamar, con voz sentida e inspirada que
"todo tiempo pasado fue mejor".  Creo que eso lo hubieran tolerado y
hasta aplaudido.

  No, los pueblos indios hemos venido para darle cuerda al reloj y
asegurar asi' que llegue el ma~ana incluyente, tolerante y plural que,
dicho sea de paso, es el u'nico ma~ana posible.

  Para hacerlo, para con nuestra marcha darle marcha al reloj de la
humanidad, los pueblos indios hemos recurrido al arte de leer lo que
no se ha escrito todavi'a.  Porque eso es el sue~o que nos anima como
indi'genas, como mexicanos y, sobre todo, como seres humanos.  Con
nuestra lucha leemos el futuro que ya se habi'a sembrado ayer, que se
cultiva hoy y que so'lo podra' cosecharse si se lucha, es decir, si se
sue~a.

  Al escepticismo hecho doctrina de Estado, a la indiferencia
neoliberal, al realismo ci'nico de la globalizacio'n, los pueblos indios
hemos contrapuesto la memoria, la palabra y el sue~o.

  Al lanzarnos con todo lo que tenemos en esta lucha, los indi'genas
mexicanos, como individuos y como colectivo, hemos obrado con un
impulso universalmente humano, el de la rebeldi'a.  Ella nos ha hecho
mil veces mejores que antes y nos ha convertido en una fuerza
histo'rica, no por su trascendencia en libros o monumentos, sino por su
capacidad de hacer historia, asi', con minu'sculas,

  La clave del cuento "El Otro Jugador" no esta' en la vieja bota llena
de lodo que interrumpe y subvierte el ajedrez media'tico de los se~ores
del poder y del dinero, y el juego que hay entre quines han hecho de
la poli'tica el arte de la simulacio'n y el enga~o.  Lo esencial esta' en
la sonrisa que sonri'e el indi'gena, y es que algo sabe.  Sabe que falta
ahi' el otro jugador que es e'l y el otro que no es e'l pero que tambie'n
es otro y falta.  Pero sobre todo, sabe que no es cierto que la lucha
ha terminado y que hemos perdido.  Sabe que apenas ha comenzado.  Y lo
sabe no porque sabe, sino porque sue~a.

  En suma, los indi'genas no somos parte del ayer, somos parte del
ma~ana.

  Y puesto que botas, cultura y ma~anas, recordamos lo que escribimos
hace tiempo, mirando hacia atra's y so~ando hacia delante:

"Una bota es una bota que se equivoco' de camino y que busca ser lo que
toda bota anhela, es decir, un pie desnudo".

  Y viene a cuento porque en el ma~ana que so~amos no habra' botas, ni
vaqueras ni militares, sino pies desnudos, que es como se deben tener
los pies cuando la ma~ana apenas comienza.

Gracias.

Desde la Escuela Nacional de Antropologi'a e Historia.


Subcomandante Insurgente Marcos.
Me'xico, Marzo del 2001.

P.D.- Yo se' que puede desconcertar a algunos el que, para hablar de la
cultura desde los indi'genas, recurra yo a otras voces, Borges y
Coleridge en este caso, pero es que asi' me recuerdo y les recuerdo que
la cultura es un puente para todos, encima de calendarios y fronteras,
y como tal debe ser defendida.  Asi' decimos y nos decimos no a la
hegemoni'a cultural, no a la homogeneidad cultural, y no a cualquier
forma de hegemoni'a y homogeneidad.

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