Roy Guadalupe on Wed, 25 Apr 2001 17:21:46 +0200 (CEST)


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[nettime-lat] Salud Virtual


Para quienes le pueda interesar...

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PARA SU DIFUSIÓN ENTRE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y AL
PÚBLICO EN GENERAL. ¡HÁGASE CIRCULAR! 
PARA TRADUCIR A MÁS IDIOMAS Y DIFUNDIR. 

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 (Traducción del Alemán) 
El original en Alemán en: -
http://free-news.org/slande08.htm 

Ciencia, Medicina y Derechos Humanos. 
Wissenschaft, Medizin und Menschenrechte e.V. 
Alemania. 
EEB y SIDA. ¡Salvemos a las vacas, salvemos a las
personas!. 

El 15 de enero de 2001, en el transcurso de una vista
pública, el magistrado Hackmann, juez de la Audiencia
Provincial de Dortmund, dio a conocer un hecho que ya
era de conocimiento de las autoridades sanitarias
alemanas: 

¡No se ha podido demostrar nunca la existencia de un
virus relacionado con el SIDA!. 

El juez Hackmann se remitió para ello a unas
declaraciones del Dr. Markus, portavoz de prensa del
Instituto Robert Koch (IRK) de Berlín, el organismo
científico para la investigación del SIDA del gobierno
federal. 

20 años después de la aparición de los primeros casos
de SIDA, en junio de 1980 en los EE UU, y 17 años
después de que el gobierno norteamericano «proclamara»
el descubrimiento del virus del SIDA, un juez desveló
el primer crimen a escala global de la historia. El
virus del SIDA no ha sido hallado en ningún ser humano
ni animal, a pesar de las más modernas técnicas de
laboratorio de la era electrónica y de los millonarios
fondos de ayuda que se destinan a la investigación en
todo el mundo. El juez reveló a la opinión pública que
en 20 años no se ha podido demostrar una sola
infección por VIH, también llamada infección por SIDA.


Al mismo tiempo, el juez Hackmann ponía de manifiesto
la existencia de un saber silenciado por las
autoridades sanitarias y, sobre todo, por el sistema
penal: hasta el día de hoy se hace creer impunemente
al público que a través de unas rutinarias pruebas de
laboratorio (el llamado test de anticuerpos del VIH)
se puede verificar la presencia de una infección
provocada por este virus, que no ha sido jamás
encontrado. A consecuencia de estos engañosos
resultados de laboratorio, muchas personas se ven
inducidas a tomar unos «medicamentos» que a la larga
resultan mortales por sí mismos. Los «efectos
secundarios» descritos en los prospectos de esta
quimioterapia presentan grandes coincidencias con los
29 síntomas contenidos en la definición del SIDA. Esos
«efectos secundarios» se definen como «SIDA». Personas
que hasta la realización de la prueba habían estado
perfectamente sanas, y en las que nunca se pudo
demostrar la presencia de una infección por VIH,
mueren entonces de «SIDA». 

Las autoridades sanitarias tienen conocimiento de este
hecho. Más de 60 fiscalías alemanas conocen este
hecho. El Fiscal General y el Ministerio de Justicia
conocen este hecho. El Bundestag, el parlamento
federal alemán, y todos sus diputados (!) conocen este
hecho (petición 2-14-15-212-026084). Muy
particularmente el fiscal de Dortmund tiene
conocimiento de ello, ¡desde hace cinco años!. El
fiscal Strunk manifestó públicamente el 15 de enero de
2001 que conoce este crimen, este genocidio (artículo
220a Código Penal), y a sus responsables. Después del
15 de enero de 2001, la fiscalía de Dortmund volvió a
demostrar que aprobaba este crimen y que mantenía su
intención de consentirlo y de seguir posponiendo
cualquier tipo de actuación, aun tras darse a conocer
este mortífero engaño estatal. 

Un día después de estos sucesos en la Audiencia
Provincial de Dortmund, el 16 de enero de 2001, el Dr.
Gerhard Scheu, diputado del Bundestag y antiguo
presidente de la comisión de investigación del
escándalo por la infección de SIDA de personas
hemofílicas, escribió a un ciudadano: «Las pruebas
para establecer si una persona es portadora del VIH
están, naturalmente, validadas» (muy en consonancia
con el VIH aislado). 

A partir de nuestra iniciativa de pedir pruebas de la
existencia del «VIH» y del «SIDA» a los responsables,
los ciudadanos de Alemania y Austria han empezado a
exigir a las autoridades que presenten pruebas
científicas del agente patógeno que provoca estas
enfermedades y contra el cual se pretende que ellos se
mediquen. Aparte de una referencia del departamento de
sanidad de Böblingen a una publicación del año 1889
(!), hasta la fecha ningún organismo público de
sanidad ha podido ofrecer una confirmación científica
de la existencia del presunto virus. Este es el virus
contra el que las autoridades llaman a la población a
medicarse con productos farmacéuticos que presentan
efectos secundarios altamente perniciosos (inyecciones
de alto riesgo, mercurio, tecnología genética, etc.).
Actualmente se está preparando una acción similar en
relación con el saber silenciado sobre el cáncer. 

En el caso de las «vacas locas», en general se
reconoce que a pesar de las más avanzadas técnicas de
laboratorio y de los grandes presupuestos que se
destinan a la investigación, el agente patógeno de la
enfermedad no ha podido ser hallado en ninguna vaca,
cordero ni ningún otro ser vivo. En toda Europa no se
ha podido demostrar una infección de EEB en una sola
res. Los interlocutores oficiales para este caso lo
reconocen abiertamente, si se les escucha con
atención. 

Por otro lado, y tal como sucede con el «SIDA», se
afirma al público, y especialmente a los agricultores,
que mediante unas pruebas de laboratorio rutinarias se
puede verificar si una vaca ha contraído la infección
de EEB. Nadie habla de «falsos positivos» en los
resultados de dichas pruebas para que a nadie se le
ocurra preguntar sobre los resultados «positivos
correctos», porque entonces se haría evidente que la
validez de estas pruebas, al igual que las del «VIH»,
nunca fue verificada. 

No se sacrifican sólo las reses «infectadas», sino que
en medio de una euforia demencial se sacrifican las
reses en masa. En Alemania y en la UE se pretenden
exterminar ahora millones de vacas. 

La ministra de Agricultura alemana, Renate Künast
(«los verdes») declara: «No queda otra alternativa.
Tenemos que sacrificar estas 400.000 reses». 

¿Quién debe proteger a quién de quién?. 

¡Hay que detener la masacre de animales y personas por
parte del Estado! Para ello hace falta el sentido
común de los ciudadanos y, en el caso de que lo
tengan, también el de los parlamentarios. 

El punto de partida, también en el caso de EEB, se
encuentra en la reflexión y el raciocinio. 

Sin duda se han dado también casos de enfermedades en
personas y animales que se denominaron «SIDA» o «EEB»
pero en los que no se pudo encontrar ningún agente
infeccioso que provocara la enfermedad. Para entender
estas enfermedades, para poder prevenirlas y
tratarlas, hay que aplicar en primer lugar los métodos
clásicos de la medicina: estudiar el historial de la
enfermedad, proceso que se denomina anamnesis, y
examinar y describir las presiones a las que estuviera
sometido el cuerpo antes de contraer la enfermedad. 

En los casos de SIDA sin test y sin «medicamentos
antiSIDA» se puede observar una relación con las
agresiones a las que se ve sometido el cuerpo a causa
de toxicomanías intravenosas, dependencia de
transfusiones por hemofilia, consumo de antibióticos,
inhalación de drogas de nitrito (poppers) por parte de
algunos homosexuales, así como malnutrición y malas
condiciones higiénicas, además de la contaminación del
agua potable por nitritos y nitratos en el caso del
«SIDA en África». 

¿A quién le interesa que se haga la vista gorda a
estas relaciones causales tan claras y conocidas de
todos? ¿Y de que a pesar de este conocimiento se siga
afirmando la existencia de un agente patógeno que no
se ha demostrado nunca?. 

Ni las vacas ni las personas tienen ningún interés en
ello. 

La aberración que están llevando a cabo la política y
la «ciencia» con las vacas se justifica con el
argumento de que es una medida de protección de las
personas contra una «nueva variante» de la enfermedad
de Creutzfeld-Jakob (ECJ). Como causante de esta
enfermedad se menciona un «prión» cuya existencia no
se ha demostrado nunca. Éste no sería idéntico al que
provoca la EEB –según los responsables oficiales-,
sino que sólo está emparentado con él. Según esta
versión, el prión se transforma al pasar del filete al
humano. 

¿Qué revela el examen de los historiales médicos, de
la anamnesis, en los casos de ECJ que están
apareciendo, especialmente entre los jóvenes? ¿No nos
llevan a pensar en las modernas drogas de diseño? El
miedo a la anamnesis constituye una flaca premisa para
desarrollar una terapia y proteger a las personas. 

En los casos de EEB, SIDA y ECJ, ¿quién tiene miedo a
una elaboración sistemática del historial de la
enfermedad, de la anamnesis, algo que no costaría
mucho dinero? ¿A qué intereses obedece esta omisión?. 

Cobra aquí especial importancia lo que reveló el juez
Hackmann en la Audiencia de Dortmund el 15 de enero
del 2001 y que ahora empieza a ser entendido y a
surtir efecto: 

El descubrimiento de un virus del SIDA, anunciado por
la ministra de Sanidad estadounidense el 23 de abril
de 1984 es un fraude a escala mundial del gobierno
norteamericano al que se han doblegado ciega y
servilmente todos los «científicos» y gobiernos
implicados. Ahora el juez Hackmann ha desvelado este
fraude global. 

Más de 5.000 de los «científicos» más reputados de
todos los campos firmaron la Declaración Durban
durante el Congreso Internacional del SIDA en Durban
(Sudáfrica) en julio de 2000. En dicha declaración se
afirma que se dispone de las pruebas que demuestran la
existencia del «VIH» y del «SIDA» según los más
estrictos criterios científicos («confirm to the
highest scientific standards»). El juez Hackmann
desveló que la «ciencia» predominante es un ejercicio
de charlatanería de gran peligrosidad social, como
ponen de manifiesto los efectos de la EEB y el SIDA. 

El mismo Dr. Markus (IRK) que declaró ante el juez que
nunca se ha podido demostrar la existencia de un virus
relacionado con el SIDA, había afirmado en el marco de
una campaña de información sobre el SIDA, con fecha 9
de marzo de 1995, que Montaigner y Gallo habían
hallado esta demostración y que en sus publicaciones
de 1983 y 1984 se encontraban fotos del presunto virus
de SIDA aislado. Esta mentira del IRK del 9 de marzo
de 1995 fue respaldada por el parlamento alemán
durante un proceso de petición. El apoyo del
parlamento a esta mentira fue respaldado por el
ministerio fiscal federal (Schmitt, Köblitz, Neuss,
Kartschuck, entre otros), por la fiscalía general de
Dortmund (el fiscal To Roxel, entre otros), el juez
Prause (2 de julio de 1997) y el juez Weiss (9 de
agosto de 2000), ambos de la magistratura de Dortmund.


El juez Hackmann, sin embargo, puso en evidencia al
Estado alemán el 15 de enero de 2001. Las autoridades
sanitarias, el parlamento, la fiscalía general, los
jueces: ¡Todos incurren en genocidio! (artculo 220a
del Código Penal). ¡Y ahora también exterminadores de
vacas!. 

Ninguna persona sensata, responsable, puede confiar en
este Estado, como hizo público el juez Hackmann de
Dortmund el 15 de enero de 2001. 

¿Quién está loco? ¿Las vacas o la gente? ¿Los
políticos, la justicia, la ciencia? ¿Cómo se puede
vencer esta locura? ¿Por medio de masacres, o de que
las personas empiecen a pensar?. 

«El punto de partida se encuentra en el
pensamiento...». ¿Quién le teme aquí al pensamiento?
¿Quién debería seguir estando loco? ¿Quién quiere
seguir estando loco?. 

¿Quiénes son aquí los locos si permitimos que nuestros
alimentos se sigan sustituyendo por «nutrientes» que
suponen una agresión para el cuerpo, a los que la
industria añade sustancias dañinas a la vez que les
extrae componentes vitales para una buena nutrición
(por ejemplo, en el pan de harina refinada)? ¿Quién es
el loco si perdemos el respeto por la vida y la
dignidad de las personas y de los animales?. 

¿Nos hemos vuelto todos locos y descargamos nuestra
demencia sobre las vacas? ¿O nos sometemos todos a una
dinámica demencial y desenfrenada, propia de una
economía global y virtual (artificial), que ha perdido
todo nexo con los valores (reales) que todavía se
mantenían en el sistema capitalista de producción y
réditos? ¿Nos hemos dejado empujar globalmente a una
virtualidad –más allá de toda realidad- como la del
capitalismo financiero global y virtual?. 

La EEB y el SIDA han hecho evidente la necesidad de
actuar, de que las personas con facultad de pensar
vuelvan a la realidad: salir de la virtualidad para
volver al plano de lo real. 

En relación con la EEB, la gente ha empezado a pensar
y a actuar. En relación con el SIDA, el juez Hackmann
(Dortmund) actuó el 15 de enero del 2001 y rescató el
virus del SIDA de la virtualidad para devolverlo a la
realidad: ¡No se ha demostrado nunca la existencia de
un virus relacionado con el SIDA!. 

Desde hace seis años, tras el engaño del IRK del 9 de
marzo de 1995 sobre el aislamiento del VIH, hemos
puesto todo el empeño en que se dé una explicación
sobre esta cuestión, algo que finalmente aconteció en
Dortmund el 15 de enero de 2001 y que tiene una
importancia de alcance mundial. 

Ha llegado el momento de derrocar esta «dictadura de
la virtualidad», a escala global, con pequeños pasos
desde abajo del todo, y con los mayores efectos
posibles. Eso es algo que está en manos de toda
persona que viva en la realidad. 

Toda persona puede enviar sin más comentario copias de
esta declaración a políticos de todas las esferas,
partidos, autoridades sanitarias, fiscalías generales,
organizaciones agrícolas, grupos ecologistas, medios
de comunicación, etc. 

Cada uno puede plantearse a quién le puede mandar
copias, especialmente a cargos de la administración
pública. El coste de las fotocopias y de los sellos es
mínimo y se hace en pocos minutos. Si se manda por fax
o por correo certificado, se podrá ver a la larga de
qué modo reaccionan los políticos y las autoridades: 

¿Responden de acuerdo con la razón, las leyes, la
Constitución y los derechos humanos o no? Si no es
así, se pueden considerar entonces criminales o
enfermos mentales, o ambas cosas. 

Lo que temen los «de arriba» es que «aumente la alarma
entre la población». Los «de arriba» tienen miedo de
que los «de abajo» se enteren de lo que los «de
arriba» saben -y callan- desde hace mucho tiempo. 

No es a la EEB o a las vacas a los que hay que temer,
sino a esta clase de políticos. 

Karl Krafeld, Dr. Stefan Lanka, febrero 2001. 

Rogamos copien y difundan este documento. 

Presidente 
Karl Krafeld 
Albrechtstr. 17 
44137 Dortmund 

Vicepresidente 
Dr. Stefan Lanka 
Ludwig-Pfau-Str. 1b 
70176 Stuttgart 

Tel: 0711 222 06 01 
Fax: 0711 222 06 00 
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Donaciones a: 
Banco: Stadtsparkasse Dortmund. 
Número cuenta: 271 004 907 
Número entidad: 440 501 99. 




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