Silvestre BYRON on Tue, 21 May 2002 02:19:02 +0200 (CEST)


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[nettime-lat] EAF - "DIETRICH, EL MYTHOS MARLENE"


             "DIETRICH, EL MYTHOS MARLENE"
                      Una década

	Símbolo de sexo creado por Von Sternberg, fue
actriz-estrella de Fritz Lang y Alfred Hitchcock,
Orson Welles y Billy Wilder; como cantante de
music-hall y cabaret interpretó a Friedrich Holländer
y a Bob Dylan. Estuvo con David Bowie y The Beatles.
Mujer-personaje, Marlene Dietrich pervive en CD’s y
DVD’s, en la vía móvil de Internet y en la
civilización de los íconos. Memorabilia.-

       A una década de su desaparición física ocurrida
en mayo del ’92 en París, hay una productividad
Dietrich en incremento. Desde sus últimas películas,
Marlene (Alemania, 1982-84), una interviú de
Maximilian Schell, y The Dietrich Songs (Francia,
1990), un doc musical de Henry Moore y Jack H. Moore,
la imagen-Marlene fue actualizada por el cine, la
televisión, el cable y los sites de Internet. 

	CINE
	Marlene Dietrich: Her Own Song (Alemania, 2000) de
David Riva con Maria Riva, Burt Bacharach, Hildegard
Knef, Nicholas Josef von Sternberg, Rosemary Clooney,
Volker Schöndorff; narrada por Jamie Lee Curtis.
	Die Macht der Bilder: Leni Riefenstahl
(Francia-Bélgica-Alemania-Reino Unido, 1993) de Ray
Müller.

	TELEVISION-CABLE
        Hitlers Frauen (Alemania, 2001), mini (6
episodios) de Stefan Brauburger y Oliver Halburger.
Marlene inventing Dietrich (EEUU, 2000) de Angie
Corcetti. 
	Das Dritte Reich – in Farbe (Alemania, 1998) de
Michael Kloft.
	Marlene Dietrich: Shadow and Light (Reino Unido,
1995) de Chris Hunt con Maria Riva, Richard Todd,
Glynis Johns, James Stewart, Stan Freeman, Billy
Wilder; narrada por Peter Riva.

	INTERNET
	Marlene.com
	German-way.com/german/dietrich.html
	Ivnet.co.at/stresf
	Hco.hagen.de/austellung/marlene/enl1.htm
	Silent-movies.com/Ladies/Pdietrich.html
	Snafu.de/~fright.night/marlene-dietrich.html
	Bomshells.com/gallery/dietrich
	Puettner.com
	Eonline.com/Facts/People/0,12,4455,00.html
	Kymlicka.ca/stephen/dietrich
	Falling-in-love-again.com
	Demon.co.uk/kdm/blueang.html
	Mdle.com/classicFilms/FeaturedStar/star55ab.html
	Geocities.com/Hollywood/studio/3654/dietrich.html
	-leland.stanford.edu/~brooksie/Marlene/Dietrich.HTML

	Probado. Un probado fenómeno sociológico de la
civilización de la imagen. Al presente hay más Marlene
en la pantalla efectiva que en su anterioridad. Sus
piernas perfectas, su voz grave y su lúbrico giro,
están en superficie. En la era de Madonna, en el
espacio Madonna, hay Dietrich por donde uno mire.
	Sustentado por el sistema de estrellas hollywoodense
(y la mismidad de “la” Dietrich) el ícono revela a la
actriz, a la cantante y la bailarina. Pero también a
la escritora, la modelo y la soldado. Hay registros de
sus diligencias en el cine y el teatro, la radio y la
televisión; en el frente. Su vida privada, incluso, es
pública. El idilio madre e hija, Marlene-María Riva. 
Únicamente su postrimería queda fuera de registro. Su
aviejamiento; la insania. Su inhumación, inversamente,
también es pública.
En la era de Madonna, todo Dietrich interesa. Su
imagen, su voz, su estilo. Los fastos de su carrera.
El vestuario, su correspondencia, los efectos
personales. Un legado codiciosamente perseguido.
Fetichismo, transferencias. 
Santa Marlene Dietrich ¿culto de latría, idolatría?

Proyección-Identificación

A juicio del sociólogo Edgar Morin (Cf. Eco
Contemporáneo # 4; 12/62) existe una “complejidad”
inherente al sistema de estrellas y la diégesis de la
representación visual institucionalizada. Es la
correspondencia proyección-identificación que la
imagen genera. 
Por un lado la representación visual induce al
mimetismo y la catarsis. En tanto ficción conciente,
la imagen penetra en el cerebro como un modo de
conocimiento. 

Proyección
                  }	Mimetismo-Catarsis
Identificación

Perdidos algunos controles internos, en tanto ficción
inconciente, la representación visual también ocasiona
obsesión y psicosis. 

Proyección
                  }	Obsesión-Psicosis
Identificación

Como gráfico de identificación y de proyección,
llevada a lo absoluto, la imagen deriva a la
alienación del espectador.  

                   La imagen amoral

Por último, la representación visual también señala su
magismo y su complacencia conforme la alternativa
mimetismo-catarsis/obsesión-psicosis denominen la
proyección e identificación del espectador. Por sí
mismo la imagen es indiferente. Escéptica o impasible.
Por entero displicente ante sus contenidos. Solo el
contexto le asigna valores. Su manipulación. En tal
sentido cada representación adhiere al acto mágico o a
la complacencia acorde a la intencionalidad de su
operador. Según éste oriente la representación como
vía de conocimiento o de alienación. No hay cosa más
amoral que una imagen. 
Todo depende, en última instancia, del epígrafe o la
locución en off.

                       Memorabilia
       Investigación Periodística de Marco A. Cucco

	MARLENE DIETRICH
	EL CENTENARIO DE UNA DIVA
	Nació el 27 de diciembre de 1901 y murió el 6 de mayo
de 1992. A partir de mañana, Berlín se vestirá de
fiesta para recordar la figura y el mito de la mujer
de mirada penetrante y ambigua sexualidad.

	A los pies de Lola Lola caía rendido el profesor
Immanuel Rath en El ángel azul. Ella, tan carnal, con
su pierna levantada, sus labios intensos, su mirada
provocadora, lograba hacer con él lo que quería. Acaso
sea esa la primera imagen que el mundo conoció de
Marlene Dietrich, en el primero de los siete filmes
que hizo para el director vienés Josef von Sternberg.
Apoteosis del estilo, películas como ésta, El expreso
de Shanghai, Marruecos o La venus rubia pusieron en
órbita y consagraron una mujer y una imagen: Marlene,
la exótica, la comehombres, la bisexual, la misteriosa
diva. Como escribía Andrew Sarris en su libro sobre
los filmes de la dupla: “La superficie se convierte en
la esencia”.
	Mañana se cumplen cien años del nacimiento de
Marlene, ícono visual surgido de la República de
Weimar y hoy convertido en mito incuestionable. Y será
en el Berlín de sus años jóvenes en la que se
celebrará la fecha histórica. La “fiesta de
cumpleaños” oficial será el viernes 28, y se tratará
de una celebración masiva en la que participarán
varios artistas –entre ellos, Ute Lemper- cantado
canciones que la diva supo hacer populares.
	Pero los fanáticos incondicionales de la actriz de
Testigo de cargo y Sed de mal no dejarán pasar el
jueves así nomás: planean una peregrinación a su tumba
en el cementerio municipal de la capital alemana, para
colocar allí sus ofrendas florales. Esa misma noche,
el Museo de Cine de Berlín exhibirá filmaciones
privadas de la vida familiar de la diva así como la
única copia existente de un legendario concierto que
dio en 1963 en Estocolmo, Suecia.
	El asunto no culmina allí. En el Teatro Renaissance
será puesto en escena el musical Marlene Dietrich,
mientras que en uno de los cineclubes de la ciudad
arrancará una amplia retospectiva con más de 40 de sus
películas. Y en el Museo del Cine de esa ciudad podrá
ser vista hasta el 17 de febrero la muestra Forever
Young (Joven para siempre) en la que serán expuestos
por primera vez numerosos objetos del legado de la
actriz como fotografías, correspondencia, trajes y
vestidos, sombreros y portacosméticos.
	En el Museo Gay de la capital alemana también se
honrará la memoria de este ícono perdurable de la
comunidad homosexual mediante una exposición que lleva
el nombre de Marlene y el Tercer Sexo y que consta de
unos 500 objetos de su vida privada y profesional. La
muestra documenta su relación con sus colaboradores y
admiradores, como así también sus relaciones con
amantes femeninas como la cantante Claire Waldhoff o
la guionista española Mercedes de Acosta.
	Diego Lerer. Clarín, Diciembre 26/01.- 

	Imperio Argentina negó haber sido amante 
                  de Marlene Dietrich

	“YO NO FUI”
	El biógrafo Donald Spoto involucró a Imperio
Argentina en un affaire amoroso con Marlene Dietrich.
La actriz amenazó con “armar una guerra” en el
programa “Memoria” pero finalmente solo tuvo tiempo de
desmentir la relación. Eso sí, a Clarín le dijo que
piensa demandar al escritor y que la alemana era
“grosera e insoportable”.
	A los 83 años y medio que, según sus propias
palabras, “los llevo muy orgullosa”, Imperio argentina
vio cuestionada su sexualidad.
	La actriz y bailarina –española de nacimiento,
argentina por adopción- fue incluida en el libro del
biógrafo Donald Spoto, El ángel azul, donde el autor
narra la vida de Marlene Dietrich. En sus páginas, el
autor involucra sentimentalmente a Imperio con la
actriz alemana. Y ese fue justamente el motivo por el
cual la producción del programa Memoria la convocó
para su emisión del último miércoles.
	“Voy a ir porque acá se va a armar una guerra”
anticipó la actriz a Clarín. El miércoles a las 22.30,
Imperio ya estaba lista en la puerta de su casa, un
piso sobre el teatro Gloria donde se presenta los
fines de semana con el espectáculo El corazón de buen
humor. Vestida de negro y con un tapado violeta
aguardaba tranquila la llegada del remise. Pero no
estaba sola. Seis hombres la rodeaban como celosos
guardaespaldas. Secretario, representante, asistente,
fotógrafo y dos de los bailarines que la acompañan en
el teatro: Pepe Marchena y Vicente Parra. Los seis
pendientes de las necesidades de la dama. “Estoy muy
bien acompañada, ¿no te parece?”, dijo pícara casi con
un guiño.
	Al llegar al estudio mayor de Canal 9 –desde donde el
programa que conduce Chiche Gelblung sale al aire-,
Imperio no aceptó la oferta de sentarse en una silla y
se refugió en un pequeño buffet improvisado detrás de
cámaras que constaba de dos mesas rojas de plástico
donde reposaban varios vasos de cotillón, botellas de
agua mineral, dos termos con café y un tarrito de
azúcar. La dama ubicó su cartera dorada en el borde de
una de las mesas y hurgó durante varios minutos en
busca de sus pastillas contra la alergia hacia el
castaño. “Sobre la Avenida de Mayo donde vivo, está
lleno de estos árboles y me hacen muy mal”, explicó.
	Luego, llegó el momento de salir al aire. Imperio
estaba tranquila. Sólo se mostró preocupada por
conocer la exacta pronunciación del apellido Gelblung.
Finalmente, optó por llamarlo Chiche. Se quitó el
tapado y ocupó su lugar. A las 23.50, cuando le tocó
su turno, ya se advertía que no restaba demasiado
tiempo y el conductor sólo alcanzó a leer el párrafo
del libro que involucraba a la señora. Ella atinó a
decir que todo era mentira y que Marlene Dietrich era
una mujer grosera e insoportable. “Tuve oportunidad de
conocerla en el ’32, pero nunca fui su amante”,
sentenció Imperio.
	A la medianoche, cuando el programa ya había
concluido, Imperio Argentina expresó a Clarín: “Me
parece muy bien venir a este programa. El hombre que
escribió esto es un canalla y le voy a hacer un juicio
por muchos millones de dólares. Yo no tengo problemas
con los homosexuales, ¡pero yo no lo soy! Lo que pasa
es que este es un escritor que se mete con los muertos
porque no pueden defenderse. Y él cree que estoy
muerta como dice una enciclopedia americana. Pero
estoy viva y si no gano el juicio, voy a viajar a los
Estados Unidos para hablar con el presidente por las
dos calumnias que se publicaron acerca mío: que soy
lesbiana y que estoy muerta. ¡Por favor! Acá estoy y
soy bien mujercita”. Y se alejó pequeña, inquieta, con
seis hombres alrededor. Que no es poco.
	Fernanda Iglesias. Clarín. Junio8/94.-

	Berlín recibió el legado de Marlene
	BERLIN (EFE).- El impresionante legado de Marlene
Dietrich, el más importante que haya dejado hasta
ahora un artista de cine, fue entregado por la hija de
la diva, María Riva, a la ciudad natal de la estrella,
Berlín.
	La colección está compuesta por más de 100.000
piezas, y constituye una valiosa documentación sobre
la vida de la estrella, la historia del cine, y la del
siglo XX, pues Marlene, con su empeño y disciplina
prusiana, lo conservó todo desde su más tierna
infancia hasta lo últimos años de su vida.
	La entrega del legado tuvo lugar en el Teatro Alemán,
en el que la actriz actuó cuando era una debutante.
	Riva entregó simbólicamente al responsable de Cultura
del gobierno regional de Berlín, Ulrich Roloff-Momin,
las dos muñecas-talismán de su madre. Una de ellas,
una negrita de trapo, estuvo en los camarines de
Marlene desde sus comienzos berlineses hasta sus
últimos recitales parisinos, y aparece en “El ángel
azul” y en “Marruecos”; la otra es una chinita con
sombrero de paja, que proviene del rodaje de “Shanghai
Express”.
	“Si supieran ustedes lo que Spielberg quería pagar
por esta muñeca –dijo María Riva refiriéndose a la
muñeca negra-: está furioso”.

	Todo para Berlín
	Spielberg no es el único que estará frustrado: varios
museos, estudios cinematográficos y coleccionistas de
los Estados Unidos estaban interesados en la herencia,
y hasta había un jeque árabe que quería construir un
museo Dietrich en el desierto.
	Los herederos, sin embargo, prefirieron que el legado
no se dispersara y que se lo llevara entero la ciudad
de Berlín, a pesar de que podían haber conseguido de
otros mucho más de lo que ha pagado finalmente la
capital alemana: cinco millones de dólares.
	“Nos decidimos por Berlín –explicó la hija de
Dietrich en su discurso- porque no queríamos hacer un
museo como para una estrella, con lentejuelas y
plumas, sino uno sobre la historia de una mujer de
mundo, que no sólo fue una actriz sino también, por
ejemplo, una demócrata que se opuso al nazismo.”

	Anticipos
	Los que asistieron al acto pudieron ver una pequeña
muestra de la colección: la famosa tarjeta de “El
ángel azul”, que representa a Lola con faldita de
plumas que se levanta al soplar; su típico frac blanco
con sombrero de copa, el corpiño de bailarina española
que lució en “El demonio es una mujer” y cartas de
Jean Gabin o de Ernest Hemingway.
	Para poder ver el resto de la colección, formada por
más de 10.000 fotos, centenares de trajes y objetos
personales, guiones, películas, diarios y su
correspondencia, habrá que esperar a 1995, año en que
está previsto presentar una amplia muestra en ocasión
del centenario del cine.
	En 1998 el legado de Marlene encontrará sede
definitiva en un museo del cine, que aún está en
proyecto, y que estará emplazado en la famosa
Alexanderplatz de Berlín.
	La Nación. Octubre 26/93.-

	El mito de Marlene Dietrich es revisado con crudeza
por su hija
	Sin piedad: la autora revela con gran dureza la larga
trayectoria artística y personal de la protagonista de
“El ángel azul”.
	PARIS (AFP).- Siete meses después de la muerte de
Marlene Dietrich, su hija María Riva explica todos los
detalles de la vida de su madre en un libro duro, sin
concesiones, con revelaciones en muchos casos
desvergonzadas que destruyen el mito de la estrella.
La obra, titulada simplemente “Marlene Dietrich”, fue
publicada en España y en Gran Bretaña, y dentro de
unos días aparecerá en Francia y en los Estados
Unidos.
En 850 páginas que se leen como una novela, ilustrada
con fotos inéditas, cartas y extractos de diarios de
la actriz, María Riva ajusta cuentas. En frases
tajantes, hace el retrato de una madre exigente y
vampiresca, una Marlene “a la vez creadora y
conservadora del mito Dietrich”.
“Siempre clasifiqué mis recuerdos de infancia según
los lugares donde vivíamos, las películas de mi madre,
sus amantes y loa acontecimientos mercantiles que nos
ocurrían”, afirma María, cuya adolescencia evolucionó
a la sombra de la estrella y acabó con la violación a
manos de su institutriz.

Hombres y mujeres
	María evoca además la bulimia sexual de Marlene que,
no obstante, reconoció “no haber sentido nunca nada
con ningún hombre”.
	También enumera la lista de amantes, masculinos y
femeninos, que después “borraba de su memoria, como si
nunca hubiera existido”.
	Explica en el libro sus relaciones con el escritor
Erich María Remarque, con el actor Jean Gabin, con
Frank Sinatra y con Yul Brynner, del cual estaba
persuadida, a los 50 años, que podría haber quedado
embarazada.
	El coraje y la entrega de Marlene al bando aliado, en
el frente, no es visto con buenos ojos por su hija.
“Fue su mejor papel, el que le valió su mejor éxito.
La prusiana se encontraba en su elemento, su alma de
alemana inflamaba la tragedia de la guerra”, escribe
la autora.
	“Mi madre está haciendo la guerra a golpe de
canciones, lentejuelas, sexo y compasión”, añade en
otro pasaje de un libro que seguramente promoverá la
controversia.

Excesos y fotos
	María, que tiene 68 años, también habla de los
excesos de Marlene, de su gran consumo de medicinas,
anfetaminas y alcohol. Evoca los últimos años de la
actriz cuando vivía recluida en su departamento
parisiense y no escatima ningún detalle, ni siquiera
los más sórdidos: “Sus sábanas –dice- estaban grises y
manchadas. Olía mal en todos los rincones”.
	Añade: “A medida que sus amantes y sus ‘amigas’
morían, ella hacía enmarcar sus fotografías y las
colgaba en la pared. El hecho de morir no garantizaba
automáticamente un lugar de honor. Era necesario ser
célebre, primero, y muerto, después, para estar
enmarcado”.
	La Nación. Enero 2/93. 

	ANTICIPOS. LOS LIBROS DEL ‘93
	Marlene Dietrich por su hija Maria Riva
	Marlene Dietrich, por María Riva (que edita Plaza y
Janés, de España) es una biografía escandalosa que
revela la intimidad de la más afamada diva en la
historia del cine. Riva, su hija, es la autora de este
best-seller europeo. Su pluma no se caracteriza,
justamente, por el tono piadoso. La Dietrich murió el
año pasado a los 90 años.
	“Mi madre se acostaba con todos, pero prefería a los
impotentes (...) tenía un carisma comparable al de
Jesucristo o al de Hitler.” La definición pertenece a
María Riva, hija de Marlene Dietrich, y autora de la
biografía que su madre le encomendó escribir en vida y
publicar después de su muerte. Marlene Dietrich no es
únicamente la biografía definitiva de uno de los
mayores mitos del siglo XX, la vida y obra de una
actriz que escandalizó a la moral media de la época y
a quien todo se le perdonaba por su extraordinario
talento. Es, en sí misma, buena parte de la historia
del cine; un relato conmovedor de las relaciones entre
una madre fuera de serie –y de órbita- y una hija muy
singular. María Riva estuvo estrechamente ligada a la
carrera de su madre. Recrea los momentos de mayor
apogeo y los del ostracismo que se autoimpuso en su
vejez. Desde su butaca privilegiada, Riva presenció
las idas y vueltas de la Dietrich, recogió documentos
escritos y cientos de cartas y telegramas (de amor y
de odio) que le enviaron Jean Gabin, Ernest Hemingway,
Orson Welles y John Wayne, entre otros. Todo quedó
documentado en esta biografía, un texto inflamado que
apasionará a los cinéfilos, pero que también hará las
delicias de todos cuantos se interesen en la vida que
se ocultaba detrás del rostro más enigmático de
Hollywood, detrás de esta “femme fatale” que subyugaba
a amigos y enemigos con sólo cruzarse de piernas.
	Marlene Dietrich falleció en París, en 1992,
sumergida en el alcohol. Lo que sigue es parte del
relato de su hora final.

En 1979, perdió el conocimiento en su habitación. Al
despertar, trató de levantarse y no pudo. Volvieron a
bajarla por la escalera de atrás y la llevaron al
hospital para que le hicieran radiografías. Tenía una
fisura en la pelvis. Nada grave, nada de carreras
hacia Urgencias en ambulancia a todo gas. Si se
quedaba en la cama con los debidos cuidados, se habría
curado en menos de cuatro semanas. Ella se negó a ser
hospitalizada e insistió en que volvieran a llevarla a
su apartamento. Allí se metió en la cama para el resto
de su vida. Había encontrado la solución perfecta.
Ahora, cuando perdiera el conocimiento, ya estaría en
una cama blandita y segura. Ni por asomo le pasó por
la imaginación la alternativa de dejar de beber.
	Rechazó todas las ayudas. Despidió a una legión de
fisioterapeutas ansiosos y serviciales y no permitía
que se le acercaran enfermeras ni acompañantes
cualificadas. En su sanctasantórum no tenían entrada
más que los mercenarios que, a cambio de enormes
propinas, le llevaba el ansiado whisky. 

	Como la bien organizada alemana que era, reunió en
torno así lo necesario para su existencia y creó su
propio mundo. La cama era su Cuartel General. Sólo
necesitaba una franja muy estrecha en la que dormir su
sueño inmóvil, inducido por las drogas. A la izquierda
el «despacho»: sobres de todas las formas y tamaños,
papel de cartas, blocs, cordel, cinta adhesiva, bolsas
para el envío de fotografías, pesacartas, bandejas
compartimentadas para sellos, libros, diarios,
agendas,. Teléfono, decenas de gafas de lectura,
lupas, carpetas, diccionarios, cajas de «Kleenex»,
gomas filiformes, clips, fotografías, toallitas «Handi
Wipes» y su fiel seis-tiros. Desde luego, era de
plástico e inofensivo pero hacía ruido suficiente como
para asustar a las palomas que arrullaban en el balcón
del dormitorio...
	A la derecha, contra la pared, una estantería
abarrotada de cientos de frascos de comprimidos y
líquidos, estuches, tarros, tubos y cajas de
supositorios: su farmacia particular. Delante de la
estantería, una serie de mesitas alineadas al lado de
la cama. En ella, un segundo teléfono, lápices,
plumas, rotuladores, tijeras a docenas, platos,
cubiertos, molinillos de pimienta, hornillos
eléctricos, vasos, termos, fuentes, peroles, sartén,
cepillos de dientes, cubetas de plástico y relojes.
Debajo estaban sus existencias de licor, decantadas
por sus mercenarios en altas botellas de agua mineral
de inocente aspecto. A su lado, dos pequeños cubos de
basura metálicos con tapa en los que echaba las aguas
menores, después de orinar en un jarrón de Limoges. Al
lado de los cubos de la orina había otro recipiente
algo mayor y, encima de él, una vieja cacerola
procedente de la cocina de mi padre en la que mi madre
recogía el resultado de sus movimientos intestinales.

	Su juego favorito era el de «ordenar». Yo le llevaba
a la cama cajones para ordenar, comentar, etiquetar y
luego volvía aguardarlos mientras ella hacía
«importantes listas» para que yo supiera dónde estaba
cada cosa. No se tiraba nada. Todo era reclasificado,
reembalado y reetiquetado, para ser revisado la
próxima vez que yo apareciera. Desenterramos un
impermeable de Balenciaga de los años cincuenta que,
al cabo de más de treinta años, estaba más rígido que
una tabla y se quebraba como una oblea cuando lo
doblamos. Ella lo examinó muy atentamente.
-¡Esto iría bien..., los gusanos no podrán
atravesarlo! -Hablaba completamente en serio y no me
consintió que lo tirara-. No. Envuélvelo bien y ponlo
donde puedas encontrarlo, para enterrarme con él.
	Durante toda su vida, mi madre hablaba a menudo de su
muerte. No del trance en sí sino de sus secuelas, la
«conducción», entierro y lugar de último reposo de su
cuerpo. Como todas sus narraciones ésta podía ser
lírico-romántica, macabra o tener aquel humor tan
negro y peculiar en ella. ¡todos estos matices eran
consustanciales con la auténtica Dietrich!
	-Cielo, he pensado cómo puedes sacar de este piso mi
cadáver sin que te vean los periodistas: coges una
bolsa de basura de plástico negro, tamaño grande, y me
metes dentro. Quizás tengas que romperme los brazos y
las piernas para que quepa. Luego, le dices a Peter,
que es el más fuerte de todos tus hijos, que se cargue
el saco al hombro y baje en el ascensor hasta el
garaje del sótano. Mientras tanto, tu vas a Pintemps y
compras una maleta grande, la traes en un taxi y
metéis en ella la bolsa de basura. Después, podéis
llevarla a América o a cualquier otro sitio. Adonde
vosotros queráis.
	-Mass, ¿y qué hago cuando me hagan abrir la maleta en
la aduana?
	-¿La aduana? ¡Ahora ya nunca te hacen abrir nada!
	-Quizás a Marlene Dietrich, no, pero a nosotros, los
simples mortales, desde luego que sí. 

	En 1982, las piernas de mi madre estaban
completamente atrofiadas. Aunque hubiera querido
levantarse, no habría podido. Con su firme
determinación habitual, consiguió lo que se había
propuesto. Ahora tenía la excusa perfecta para
aislarse del mundo. ¿Marlene Dietrich, sin sus
hermosas piernas? Inconcebible; esta verdad debía
mantenerse oculta dentro de su cama, entre cuatro
paredes.
	Recorte no identificado.

	ADIOS A UNA GLORIA DEL CINE
FALLECIO MARLENE DIETRICH
	PARIS, 6 (AFP). – La actriz norteamericana de origen
alemán Marlene Dietrich, la mítica Lola de “El ángel
azul”, murió hoy en París a la edad de 90 años,
anunció su nieto Pierre Riva. La actriz y cantante
falleció a las 15 horas locales (13 GMT) agregó Riva
sin precisar las causas de su deceso. “En vísperas del
Festival de Cannes, acostada en su diván, rodeada de
fotos de sus amigos, María Magdalena Dietrich murió en
París, en un bello día de primavera”, declaró Pierre
Riva. Nacida en Berlín el 27 de diciembre de 1901 (la
fecha es incierta y algunos hablan de 1902 ó 1904), en
1930 protagonizó “El ángel azul” y gracias a Joseph
Von Sternberg, su pigmalión, entró de lleno en la
leyenda del cine. Radicada en París desde hace muchos
años, Marlene Dietrich vivía recluida desde 1976.
Crónica. Mayo 6/92.-

	Misterio sin revelar
	PARIS, 6 (AFP).- El 27 de diciembre próximo, Marlene
Dietrich habría cumplido años. ¿Pero cuántos? La
actriz se llevó a la tumba el secreto de su edad, que
preservó con tanto cuidado como su vida privada.
	Marlene mantenía en el misterio el año de su
nacimiento. Según el “Who’s Who” británico y la misma
interesada, Marlene habría nacido el 27 de diciembre
de 1904. Esta es, además, la fecha registrada en su
pasaporte.
	Según el “Who’s Who” francés la actriz nació en 1902,
y según una partida de nacimiento hallada en 1956 en
Berlín, habría nacido el 27 de diciembre de 1901. Esta
es la fecha que privilegian sus biógrafos. Es decir
que Marlene tenía 91 años al morir hoy en su
departamento parisiense.
	Importantes personalidades del arte cinematográfico
elevaron sus acongojadas voces en memoria de la
protagonista de “El ángel azul”.

	Voces de dolor
	Sofía Loren dijo que “la palabra mito se usa hoy
tanto que parece vacía de contenido, pero es la que
mejor define a Marlene”.
	El director español Pedro Almodóvar dijo en Cannes,
donde asiste al festival cinematográfico, que “no es
que me gustara, era mucho más que eso... la llevaba
adentro”.
	Por su parte, el realizador Paul Verhoeven, que
presenta en Cannes su film “Bajos instintos”, aseguró
que le hubiese gustado contar con ella para esta
película ya que, aseguró, “irradiaba, como su
protagonista, un perfume de bisexualidad”.
	La Nación. Mayo7/92.-

Reagan iría al homenaje a Dietrich en Berlín
	El ex presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan
y la actriz Audrey Hepburn, entre otras
personalidades, asistirán al homenaje de despedida que
el próximo sábado ofrecerá la ciudad de Berlín a
Marlene Dietrich, quien será enterrada horas antes en
el cementerio local.
Se calcula que alrededor de 600 personas asistirán a
la ceremonia Adieu Marlene, que se realizarán en el
Deutsches Theater, uno de los escenarios más famosos
de los años 20 y 30. El acto, en el que, entre otras
actividades, se proyectarán extractos de películas de
la Dietrich, será transmitido en directo por la
primera cadena de televisión alemana ARD y por la
berlinesa SFB.

El entierro en la intimidad
La lista del total de asistentes al homenaje no fue
dada a conocer. Sin embargo, trascendió que Pierre
Riva, el nieto de Marlene, reservó por dos noches 13
habitaciones dobles en un lujoso hotel de la parte
occidental de Berlín.
El entierro de Marlene Dietrich, a diferencia del
homenaje póstumo, será realizado en la intimidad en el
pequeño cementerio de Friedenau, donde está la tumba
de su madre, Josefine von Losch.
“Yo sentía un gran respeto por mi madre, que me quedó
desde mi más temprana infancia hasta hoy”, declaró
Marlene alguna vez. En un principio se dijo que, a
pedido de la actriz, su cuerpo sería enterrado en la
tumba de su madre, pero a último momento esta versión
fue desmentida por la empresa de pompas fúnebres que
realizó el sepelio.
A pesar de la reserva y la intimidad con que se
llevará a cabo el entierro, desde la una de la tarde
del sábado, los berlineses podrán acceder al
cementerio para despedirse de la estrella después que
fue descartada la idea de exponer el ataúd frente al
Ayuntamiento de Schoeneberg, el barrio donde nació la
actriz. 
Clarín. Mayo13/92.-
                        EAF/2002.-



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