Laura Baigorri on Mon, 3 Jun 2002 15:44:01 +0200 (CEST)


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Re: [nettime-lat] arqueologia virtual



fran ilich wrote:

> y mi pregunta sería, y ahora, unos años después de esta acción, decenas de
> floodnets después, piensan que las acciones denial of service, los plantones
> virtuales que organiza electronic disturbance theatre son una buena opción
> de protesta? que piensan de las técnicas que propone el critical art
> ensemble en cuanto a la manifestación pública en the electronic civil
> disobedience? o el summit hopping de lo que en méxico llaman el movimiento
> globalifóbico?
>
> en resumidas cuentas, cuál sería una buena opción para protestar? en
> cinemátik, algún hacker decía que 'todas las manifestaciones habían quedado
> obsoletas', sabemos que los hackers como buenos ingenieros responden así,
> que en buena medida han sido idealizados....
>
> ideas?
>

Fran, yo también me hago este tipo de preguntas. Por ahora no tengo la respuesta,
pero sí algunas reflexiones. Os extracto aquí algunos fragmentos de un artículo que
escribí hace unos meses titulado "No más arte, sólo vida":

"(...) El mundo del arte en general -el presencial y el de la red- sigue siendo un
contexto elitista donde desarrollar la crítica porque, en último término, sus
dominios siempre han pertenecido al territorio de la simulación. Seamos realistas,
los estamentos políticos de nuestra cultura occidental jamás se han desestabilizado
por el efecto de propuestas artísticas que cuestionen alguno de sus intereses,
puesto que la endogamia propia del medio ya se ha encargado por sí misma de
dificultar su difusión más allá del contexto puramente artístico. Ante este tipo de
eventualidades la respuesta institucional suele coincidir: –“No es problema, sólo
son artistas”.

(... A partir del momento en que se contextualiza una acción activista en el terreno
artístico ésta pierde su poder porque “se sabe que tan sólo se trata de una
simulación”. El arte ha dejado de ser vida para convertirse en simulador de vida. Y
cuando la simulación del arte se da en el territorio de la simulación por
excelencia, en el territorio de la red, la acción corre el riesgo de diluirse en la
mera ingeniosidad de la anécdota.
Por otra parte, no deja de ser representativo que el espacio de difusión de estas
actividades determine el deseo de reconocimiento o anonimato de sus practicantes:
mientras que en los casos de desobediencia civil electrónica, que se desarrollan
mayoritariamente en contextos culturales y artísticos como Rhizome o Ars
Electrónica, los impulsores de estas propuestas no ocultan su identidad, los hackers
politizados intentan permanecer siempre en el anonimato. Por algo será.

No se trata de replantear genéricamente el papel del arte y del artista en la
sociedad espectacular (que Debord ya propusiera con extrema lucidez e implacabilidad
hace casi cincuenta años), sino de comenzar a pensar el activismo al margen del
mundo del arte -que no quiere decir carente de una visión creativa o artística-. No
se trata de desvirtuar, o minimizar, la imprescindible función teorética y social
del arte, sino de determinar con precisión la singularidad de un arte activista,
cuyo valor o provecho (también) se mide por el aporte de contenidos
teórico/plásticos, o por su potencial reflexivo, pero, sobre todo, por la
efectividad de sus acciones: es decir, por su verdadero impacto social. Y en la red,
los proyectos artivistas son tanto más efectivos cuanto más consiguen distanciarse
del reducto simulador del arte.

(...) Quizás la respuesta a estos problemas de “disolución” radique en extrapolar
las acciones comprometidas del contexto artistico, en perseguir la suplantación (que
se da en la vida) antes que la simulación (que se da en el arte). -simular es fingir
tener lo que no se tiene o hacerse pasar por lo que no es: aparentar, imitar,
disfrazar, falsear; suplantar es ocupar el lugar de otro: sustituir, desbancar,
reemplazar, suplir-. Los dos términos resultan tan próximos que incluso Baudrillard
los utiliza indistintamente en sus textos, pero desde aquí vamos a proponer una
diferencia -definitiva- entre ambos: que la segunda acepción no tenga retorno. En la
simulación (del arte) la conciencia del engaño se encuentra presente durante todo el
tiempo que dura la representación, pero cuando se instaura la suplantación (de la
vida), la volundad de sustitución es rotunda; ya no hay engaño, sólo una nueva
versión de los hechos que reemplaza y desbanca la anterior.

Ello implicaría que los artivistas jamás llegasen a desvelar ni su contexto, ni sus
objetivos iniciales, pero ¿cómo pedirle a un artista que renuncie a su ego y no
desvele nunca que “en realidad” se trataba de una acción artística? -eso
significaría renunciar a la mayor (y a veces única) compensación de su labor: el
reconocimiento- ¿y cómo avenir, entonces, en un mismo pacto a arte y activismo,
deseo de reconocimiento y compromiso desinteresado? Díficil..., pero necesario para
asegurar su evolución.
El siguiente desplazamiento debería darse en este sentido. Desligarse por completo
del mundo del arte, trascenderlo, superarlo. Olvidar la importancia relativa de “ser
artista”, soltar definitivamente su lastre romántico y mitificador,... Porque lo que
más importa en este caso no es la posibilidad de supervivencia del arte, sino la
posibilidad de supervivencia de la acción.

No más arte, sólo vida

Laura Baigorri



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