[nettime-lat] 2da fase del Cyborg Festival

["Ricardo Bello" <aracal@well.com>]

El lapso de recepción de obras del Cyborg F finalizó y los hipervínculos
de los mejores trabajos están ya colocados a fin de que cualquiera
pueda verlos. La comunicación fue efectiva y logramos recibir
propuestas de muchos países - Australia, Holanda, Alemania, Francia,
Inglaterra, Estados Unidos y Argentina entre otros – sin haber
explicado ni una sola vez la naturaleza de la convocatoria a
periodistas de medios impresos o televisivos. Sólo utilizamos
medios electrónicos, mailing lists, e-zines y conferencias virtuales.
Los artistas venezolanos también respondieron y no es una exageración
afirmar que los más osados y consecuentes practicantes del arte
electrónico, en este país al norte de Sur América, están ahí,
en www.cyborgfestival.com 
Iniciamos ahora un período de consulta, de reflexión, la conversa
necesaria para ver qué podemos sacar o hacia donde podemos dirigir
nuestro pensamiento a fin de adecuarlo a la realidad de la práctica
artística contemporánea y los nuevos medios. Una primera consideración
se hace obligatoria. No era necesario establecer categorías tales
como Net Art o Medios de comunicación. Al examinar las propuestas,
creí ver una página de arte donde sólo estaba, a juicio de su
autor, un instrumento para comunicar. Y a la inversa, creí reconocer
extraordinarios websites interesados en la comunicación o en
la acción comunitaria cuando eran propuestas artísticas debidamente
pensadas y diseñadas como tales. Ya tendremos ocasión para discutir
esto.

Hace poco leí el último libro de Thomas Friedman – Longitudes
and Attitudes. Exploring the World After September 11 -, un comunicador
de la política exterior norteamericana y editorialista del New
York Times. Tiene razón cuando define el sistema político que
sustituyó la Guerra Fría como un juego de relaciones donde el
equilibrio entre las dos grandes potencias fue reemplazado por
tres factores, uno de los cuales está representado por individuos
que, gracias a las comunicaciones contemporáneas, establecen
delicados balances de poder con esas mismas potencias y otras
Naciones. No hace falta entonces tener el respaldo de un Ministro
de Educación o la autorización de algún dirigente político clave
para emprender el reto de montar un evento como éste en la red.
El sentido mismo de las políticas culturales, la mediación entre
el artista y la sociedad, una función usurpada por el Estado
tradicionalmente, está en trance de cambiar o desaparecer. Cualquier
persona puede tomarse ese rol si desea comunicarse y darse a
conocer, si hace uso – en el sentido Nietzscheano – de una voluntad
de poder que lo lleve a expresarse, contra viento y marea, con
el único limitante de su pericia técnica. El análisis de las
categorías implícitas en un encuentro sencillo como éste puede
transformarse en una discusión profunda de posibles lineamientos
culturales donde el Estado, por supuesto, tiene poco que decir.
No queremos ser funcionarios públicos, tan solo comunicar. Donde
otros han construido paredes y líneas divisorias, oposiciones
y resistencias, hemos preferido encrucijadas. Frente a la intolerancia,
optamos por la discreción. Abrimos un foro en el website, están
invitados a descargar sus ideas, desacuerdos o lo que se les
ocurra. 



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