fran ilich on Wed, 15 Oct 2003 08:56:06 +0200 (CEST)


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[nettime-lat] Santiago Eraso, director de arteleku admira el movimiento artístico andaluz.


Muchos de los nuevos centros de arte se parecen a sí mismos"

ALICIA ALMÁRCEGUI. 

http://www.diariodesevilla.com/pg031014/cultura/cultura299449.htm

Santiago Eraso. Director de Arteleku de San Sebastián. En los 15 años que
lleva al frente de este espacio de arte contemporáneo ha conseguido que se
convierta en un referente indiscutido. Eraso, que estuvo en Sevilla
inaugurando un curso de la Fundación Aparejadores, admira el movimiento
artístico andaluz (cita a Zemos, Os Favelados, la Fiambrera y BNW) y
reivindica el papel de las instituciones públicas como mediadoras
culturales. 

-Usted dice que Arteleku es una cosa rara. ¿Qué es exactamente? -Arteleku es
un centro público, está en San Sebastián y depende de la Diputación Foral de
Guipúzcoa y, por tanto, es un espacio protegido, en el sentido clásico de lo
que se supone que es la sociedad del bienestar; es decir, un lugar para que
la cultura tenga un espacio, recursos, medios y personas para poder
investigar y desarrollar trabajos de creación contemporánea.

-Así que no es un espacio expositivo sino un espacio de creación
contemporánea. 

-También hacemos exposiciones.  No hay jerarquías en la organización.
Trabajamos sobre los proyectos, si el proyecto necesita una exposición se
hace. Arteleku es hoy día menos un centro de arte que un centro de cultura
contemporánea, en la medida en que entendemos que el arte ya no es un
territorio autónomo, sino que está enmarcado en un contexto más amplio,
donde la interdisciplinariedad es una necesidad.

-¿Cómo se financia?

-Lo financia principalmente la Diputación de Guipúzcoa, con ayudas puntuales
del Gobierno vasco. El presupuesto de 2004, aún por confirmar, es de unos
722.891 euros, de los cuales gran parte se dedica a personal y
mantenimiento. Entre 360.00 y 480.000 euros es el presupuesto de proyectos.

-¿Cómo se ha convertido en un referente nacional con tan poco dinero, en
comparación con el presupuesto del Museo del Arte Contemporáneo de Barcelona
(Macba) o el Reina Sofía?

-Porque siempre hemos trabajado desde la idea de lo pequeño. El formato nos
ha permitido trabajar con autonomía. Si el proyecto hubiese sido más central
y hubiese reclamado la atención de los políticos, nos habría obligado a
trabajar en claves más espectaculares, menos de investigación, más dirigidos
hacia los públicos y menos hacia los agentes culturales.

-Eso suena un poco utópico en una sociedad como la vasca en la que la
política tiene injerencia a todos los niveles.

-La política nos atraviesa a todos. Estamos condenados a vivir con sus
grandezas y sus miserias, y con su miseria más grave, el terrorismo. Pero yo
nunca he tenido una interferencia ideológica.

-Uno de los principios de Arteleku es trascender lo local. En este sentido,
acaban de firmar un proyecto conjunto con el Macba y la Universidad
Internacional de Andalucía (UNIA).

-Sí, se llama Desacuerdos. Al Macba le interesaba hacer una revisión del
arte español de los últimos 30 años, una revisión a la luz y  las sombras de
las contradicciones que se han derivado del Estado y la iniciativa privada
(ARCO y otros fenómenos) y también intentando redibujar el mapa del Estado,
teniendo en cuenta las periferias. No todo pasa por Madrid o Barcelona,
también hay otras experiencias periféricas como la de Arteleku.

-De hecho, se están creando centros de arte contemporáneo por doquier.

-Sí, pero todos se parecen a sí mismos (Vitoria, Castellón, Zamora) y se
reproducen a sí mismos de una manera mimética. La diferencia que tiene
Arteleku y el grupo de Arte y Pensamiento, integrado por el Centro Guerrero
de Granada, la UNIA, la Fundación Tàpies de Barcelona, Witt de Witt de
Rotterdam y Arteleku, es que son proyectos que se distancian mucho de éstos.
Ni somos museos ni queremos hacer una colección; queremos habilitar un
espacio reflexivo independiente para que el pensamiento pueda tener su
hueco. 

Las instituciones como el Macba, el Centro Andaluz de Arte contemporáneo o
Arteleku tenemos una responsabilidad para que la subjetividad no se canalice
inmediatamente a través de lo privado, porque si es así se convierte
automáticamente en publicidad y espectáculo. Creo que las instituciones son
unas herramientas de los ciudadanos que deben crear espacios culturales
autónomos. 

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