Silvestre Byrón on Tue, 6 Jan 2004 02:54:34 +0100 (CET)


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[nettime-lat] EAF - André Gide + Campos Bañados de Azul


                  EAF Once Ediciones
        André Gide + Campos Bañados de Azul

   En línea, dos sitios -Atelier André Gide y Gidiana-
lo respaldan en la red de redes (u-paris10.fr/atag y
gidiana.net). Premio Nobel de Literatura 1947,
novelista, dramaturgo y ensayista, André Gide (París,
1869 - íd., 1951) representa al artista y al
intelectual en pleno dominio de su autonomía. Defensor
a ultranza de la libertad como hecho vital y de la
vida como acto estético, fue resistido por sus
contemporáneos más comprometidos con fines y virtudes
cívicas o políticas. 
   La liberación de la moral societaria por una ética
individual destaca en toda su obra. “El inmoralista”
(1902), “Las cuevas del Vaticano” (1914), “La sinfonía
pastoral” (1919), “Los monederos falsos” (1925). Gide
es el escritor francés que cierra el período
dominativo del simbolismo y abre las tendencias
emergentes de nuestro tiempo. 
   En el “Corydon” (1925) justificó la experiencia gay
ante una sociedad católica y nacionalista. En “Retorno
de la URSS” (1937) denunció públicamente al
autoritarismo stalinista. Todo esto en una época en la
cual los intelectuales imponían modelos de
comportamiento y se afiliaban al Partido Comunista. En
ocasión del Nobel, el militante André Malraux objetó
que el mundo no reaccionara con “terror” o cuando
menos con “estupor” ante ese reconocimiento.
   “Los alimentos terrestres” (Les nourritures
terrestres. Gallimard; París, 1921) prosa poética
escrita en 1897, fue la más encendida defensa que Gide
hizo de la libertad y de la vida estética.
   “¡Familias: os odio!” 
   Actualizado por el underground argentino ese libro
dio origen al corto “Campos Bañados de Azul”
(Filmoteca, 1971 - EAF, 2001) referente de lo opcional
en la posmodernidad.-

                       EL TEXTO

Y cuando me hayas leído, arroja este libro... y sal.
Quisiera que te hubiese dado el deseo de salir, de
salir de no importa dónde, de tu ciudad, de tu
familia, de tu habitación, de tu pensamiento. No
lleves mi libro contigo... olvídame.
Que mi libro te enseñe a interesarte por ti más que
por mi mismo, y luego por todo lo demás más que por
ti.
Pág. 13
LIBRO SEGUNDO

¡Alimentos!

¡Cuento con vosotros, alimentos!
Mi hambre no se calmará a mitad de camino;
no se saciará sino satisfecha;
las represiones nada conseguirán
y con las privaciones sólo he podido alimentar a mi
alma.

¡Satisfacciones! Os busco.
Sois bellas como las auroras del estío.
Pág. 28

Natanael, no te demores junto a quien se te parece; no
te demores nunca, Natanael. En cuanto un ambiente ha
tomado tu semejanza, o tú te has hecho semejante al
ambiente, ya no es provechoso para ti. Es necesario
dejarlo. Nada es más peligroso para ti que tu familia,
que tu habitación, que tu pasado. No tomes de cada
cosa sino la educación que ella te aporte; y que el
placer que de ella mana la agote.
Pág 34
                       LIBRO CUARTO

...A los dieciocho años, cuando terminé mis primeros
estudios, con el espíritu cansado del trabajo, el
corazón vacante, lánguido por estar así, y el cuerpo
exasperado por la sujeción, partí por los caminos, sin
meta, empleando mi fiebre vagabunda... Atravesé
ciudades, y no quise detenerme en parte alguna.
Dichoso aquel, pensaba, que no se liga a nada en la
tierra y pasea un eterno fervor a través de las
constantes veleidades. Odiaba los hogares, las
familias, todos los lugares en que el hombre cree
encontrar reposo; y los afectos continuos, y las
fidelidades amorosas, y las adhesiones a las ideas,
todo lo que compromete a la justicia; decía que cada
novedad debe encontrarnos siempre completamente
disponibles.
Pag 47-48 

Odiaba la lasitud, que sabía hecha de tedio, y
pretendía que se la fundase en la diversidad de las
cosas. Descansaba no importa dónde. He dormido en los
campos. He dormido en la llanura. He visto temblar el
alba entre los grandes haces de trigo y a las cornejas
despertarse en los hayales. Por la mañana me lavaba en
la hierba y el sol naciente secaba mis ropas húmedas.
¡Quién dirá si el campo fue nunca más bello que ese
día en que vi a las ricas cosechas volver entre los
cantos y a los bueyes uncidos a las pesadas carretas!
......
Al anochecer veía cómo se formaban de nuevo, en aldeas
desconocidas, los hogares dispersos durante el día. El
padre regresaba, cansado del trabajo; los niños
volvían de la escuela. La puerta de la casa se
entreabría un instante para un recibimiento de luz,
calor, risa, y luego se cerraba otra vez para la
noche. Nada podía entrar ya allí de todas las cosas
vagabundas, del viento tiritante de afuera. ¡Familias:
os odio! Hogares cerrados, puertas clausuradas;
posesiones celosas de la dicha. A veces, invisible por
la noche, me quedaba inclinado sobre una ventana,
mirando largo tiempo la costumbre de una casa. El
padre estaba allí, junto a la lámpara; la madre cosía;
el lugar de un abuelo quedaba vacío; un niño estudiaba
cerca de su padre; y mi corazón se hinchaba con el
deseo de llevarlo conmigo por los caminos.
Pág. 49
                        LIBRO SEXTO

¡No! Aún no he contado todas las estrellas que tiene
el cielo, las perlas que hay en el mar, las plumas
blancas de las orillas de los golfos.
Ni todos los murmullos de las hojas; ni todas las
sonrisas de la aurora; ni todas las risas del estío.
¿Y ahora qué más diré? ¿Creéis que mi corazón reposa
porque mi boca se calla?

¡Oh, campos bañados de azul!
¡Oh, campos empapados de miel!

Las abejas vendrán, cargadas de cera... 
Pág. 85
                         ENVÍO

Natanael, ahora arroja mi libro. Emancípate de él.
Déjame; déjame; ahora me importunas; me retienes; el
amor que he encarecido para ti me ocupa demasiado.
Estoy cansado de fingir que educo a alguien. ¿Cuándo
he dicho que te quería semejante a mí? Porque difieres
de mí es por lo que te amo; no amo en ti sino lo que
difiere de mi. ¡Educar! ¿A quién educaría yo sino a mi
mismo? Natanael, ¿te lo diré?, y yo me he educado
interminablemente. Sigo haciéndolo. Nunca me estimo
sino por lo que podría hacer.
Natanel, arroja mi libro; no te satisfagas con él. No
creas que tu verdad puede ser encontrada por otros;
más que de todo, avergüénzate de eso. Si yo buscase
tus alimentos no tendrías hambre para comerlos; si yo
te preparase tu lecho no tendrías sueño para dormir en
él.
Arroja mi libro; dite a ti mismo que no hay en él sino
una de las posturas posibles ante la vida. Busca la
tuya. Lo que otro habría hecho tan bien como tú, no lo
hagas. Lo que otro hubiera dicho tan bien como tú, no
lo digas; lo que habría escrito tan bien como tú, no
lo escribas. No te apegues más que a lo que sientas
que no está sino en ti mismo, y crea de ti, impaciente
o pacientemente, ¡ay!, el más irremplazable de los
seres.
“Los alimentos terrestres”. Traducción de Luis
Echávarri. Págs. 116-117. Editorial Losada. Buenos
Aires, 1953. 
1ª Ed. Internet: “Los documentos originales del MRO.
Las fuentes de la opción underground.
Geocities.com/eaf_underground; 5/12/01.

                      LA PELÍCULA

CAMPOS BAÑADOS DE AZUL (Filmoteca, 1971 / Archivo
Filmoteca, 1987 / EAF, 2001). Dirección: Silvestre
Byrón. Sobre la prosa poética “Los alimentos
terrestres” de André Gide. Editor: Jorge Pallares
(Kairos - Comunicación Audiovisual). Arte: Miguel
Riglos. Intérpretes: Juan José Navarro, Dora
Malagrino, Miguel Riglos, Abel Darío, Martha Kott,
Alejandro; locución de fondo: Silvestre Byrón. 

SINOPSIS: Sergio (Juan José Navarro) es un muchacho
porteño, melancólico y taciturno, que vive con su
madre (Dora Malagrino), una mujer áspera y dominante,
y su padrastro (Miguel Riglos), un hombre falto de
carácter. Llega de visita el tío de Sergio (Abel
Darío), un individuo mediocre. Sergio sale del ámbito
familiar y establece relación con un personaje
emblemático (Alejandro). Por último, libre ya, se
lanza a la experiencia del mundo. 

COMENTARIO: Film de culto para muchos, “Campos Bañados
de Azul” reúne las características de un experimental
entre clásico y mitológico. Casi, la película
fundacional del underground argentino. Desde un
comienzo salvó a Filmoteca, el estudio que la produjo,
de su bancarrota. Durante décadas sostuvo al Archivo
Filmoteca. Se reestrenó, de soporte en soporte, en
1976; 1987; 1991; 1998 y 2001. Es el corto
experimental más visto. Y, también, el más pirateado.
Actualmente figura en la antología “Proyecto
experimental” (Archivo Filmoteca, 1988-98) y en el
experimental “Siempre en tus ojos” (Archivo Filmoteca,
1998). Hay versión en inglés y francés. Se lo utiliza
en cursos y seminarios. Se lo programa en centros
culturales, colegios y cabarets. Incluyendo a la Sala
Leopoldo Lugones y al Museo de Arte Moderno. Entre
menciones tiene ganado el Primer Premio en la
categoría Vanguardia en la Cuarta Semana Baires. Está
pasado por cable (I-Sat, Bravo), internet
(CanalCorto.com) y en el cine Atlas Recoleta.
Reivindicado por Diego Trerotola (El Amante/Escuela),
se lo considera como un clásico del cine experimental
y la primera película queer argentina. Film on line lo
comenta por Internet. Debido a su circulación en EAF
hay varios archivos abiertos. SERGIO.DOC, NAVARRO.DOC
y SAGA.DOC. publicados por eaf_underground, el sitio.
Celebrando sus treinta temporadas Jorge Pallares lo
digitalizó depurando imagen y sonido. La nueva
edición, incluida en el programa “Una bolsita de
pus/Telecine” (EAF, 2001) se espera ahora en DVD.

          “La condición trágica y estimulante del cine
experimental argentino, es su inaccesibilidad desde un
punto de vista meramente histórico. En efecto, la
crónica no basta. No basta decir, por ejemplo, que
luego de varios intentos anteriores sólo conocidos a
través de los confusos relatos de ocasionales
espectadores en la década del cincuenta, es la
productora independiente Filmoteca la que comienza a
producir de manera más o menos regular, hacia fines de
los sesenta, cine experimental en Argentina. De sus
primeras experiencias sólo se conserva Campos Bañados
de Azul, de Silvestre Byrón, filmada en 1971.
          “Y ya, como decíamos, este cortometraje de
Byrón impone la necesidad de diferenciar teóricamente
el régimen representacional experimental no sólo de lo
que, muy genéricamente, podemos denominar el Cine
Institucional, sino también del cine Moderno. La
‘historia’ de Campos... no es actualizada, no es
narrada con los recursos tradicionales del cine
Clásico. Una constante voz en off, la del propio
realizador, no cesa de acotar, de intervenir sobre la
imagen proponiendo ideas, conceptos, generando una
otra dimensión, más allá de la serie visual.
         “Esta es una de las cuestiones que pone en
juego el llamado ‘Cine Experimental’, término
absolutamente incómodo toda vez que remite a un paso,
a una circunstancia casual en la búsqueda de una
estructura más estable”. (Ricardo Parodi).
               Hoja de Información EAF




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