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[nettime-lat] Los motivos para el asesinato de Irak




EL CUARTO REICH        (www.rebelion.org)

14 de febrero del 2003

Los motivos para el asesinato de Irak

Michael Parenti
www.michaelparenti.org
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

En octubre de 2002, después de varios días de debate respetando las reglas
de juego en la Cámara y el Senado, el Congreso de EE.UU. se alineó tras el
casi-elegido presidente George W. Bush, otorgándole mandato para lanzar un
masivo ataque militar contra la ya maltratada nación de Irak. El discurso en
el Congreso fue marcado por su usual cobardía. Incluso numerosos de los
senadores y representantes que votaron contra la resolución del presidente
lo hicieron basándose en estrechos argumentos de procedimiento, esforzándose
por indicar que también detestaban a Sadam Husein, que estaban de acuerdo
con el presidente en muchos puntos, que había que hacer algo respecto a
Irak, pero no todavía, no exactamente de esa manera. Así es el Congreso:
mucho discurso político en un espacio político tan limitado. Pocos de sus
miembros se atrevieron a poner en duda las suposiciones no corroboradas
sobre la virtud de EE.UU. y el derecho imperial de los dirigentes de EE.UU.
de decidir qué naciones vivirán y cuáles desaparecerán. Pocos, si hubo
alguno, subrayaron el continuo torrente sangriento de crímenes de guerra
cometidos por una sucesión de arrogantes administraciones de EE.UU. en
violación flagrante de los derechos humanos y del derecho internacional.

Pretextos para la guerra

Bush y otros miembros de su administración han presentado variadas y poco
convincentes razones para justificar la "guerra" -en realidad una matanza
unilateral- contra Irak. Pretenden que es necesario asegurar la seguridad
del Medio Oriente y del propio EE.UU., porque Irak está desarrollando armas
de destrucción masiva, incluyendo misiles nucleares. Pero los equipos de
inspectores de la ONU han determinado que Irak no tiene una tal capacidad
nuclear y que realmente ha estado cumpliendo con inspecciones anuales de
desarme.

En cuanto que Irak haya tenido en su ocasión fábricas que produjeron armas
químicas y bacteriológicas, ¿quién tuvo la culpa? Fue EE.UU. quien
suministró esas cosas a Sadam. Es uno de varios factores clave sobre las
pasadas relaciones entre EE.UU. e Irak que los medios corporativos han
suprimido consecuentemente. En todo caso, según los informes de los
inspectores de la ONU, la capacidad bélica química y biológica de Irak ha
sido desmantelada. Pero, a pesar de todo, los bushistas siguen hablando del
peligroso "potencial" de Irak. Como informa Associated Press (2 de noviembre
de 2002), el Subsecretario de Estado Bolton afirmó que "Irak podría
desarrollar un arma atómica dentro de un año si obtiene la tecnología
adecuada." ¿Si obtiene la tecnología adecuada? ¿Qué quiere decir esto sobre
alguna cosa? El cliché representado por esta afirmación ha pasado
inadvertido. Djibouti, Qatar, y New Jersey podrían desarrollar armas
atómicas si obtuvieran "la tecnología adecuada".

Durante septiembre y octubre de 2002, la Casa Blanca afirmó que Irak sería
atacado si poseía armas de destrucción masiva. Luego, en noviembre de 2002,
Bush anunció que atacaría si Sadam negaba que tenía armas de destrucción
masiva. Así que si los iraquíes admiten poseer tales armas, serán
bombardeados; y si niegan tenerlas, serán asimismo bombardeados -ténganlas o
no.

Los bushistas también acusaron a Irak de permitir que terroristas de
Al-Qaeda operen dentro de su territorio. Pero las propias fuentes de
inteligencia de EE.UU. informaron que el gobierno iraquí no estaba
relacionado con organizaciones islamistas terroristas. En sesiones a puertas
cerradas con un comité de la Cámara, cuando se preguntó repetidamente a
funcionarios de la administración si poseían información sobre una amenaza
inminente de Sadam contra ciudadanos de EE.UU., declararon sin dejar lugar a
dudas que no tenían una evidencia semejante (San Francisco Chronicle, 20 de
septiembre de 2002). A la verdad, la familia Bush tiene lazos más estrechos
con la familia bin Laden que los de Sadam Husein. No se dice nada sobre cómo
los propios dirigentes de EE.UU. han permitido que terroristas se entrenen y
operen dentro de nuestro propio territorio, incluyendo a un asesino masivo
como Orlando Bosch. Condenado por hacer estallar un avión comercial cubano,
Bosch anda libre paseándose por Miami.

Bush y compañía, utilizaron otro pretexto más para la guerra: Sadam ha
cometido crímenes de guerra y actos de agresión, incluyendo la guerra contra
Irán y la masacre de kurdos. Pero el propio estudio del Pentágono estableció
que el asesinato de kurdos en Halabja fue cometido por los iraníes, no por
los iraquíes ((Times of India, 18 de septiembre de 2002). Otro hecho rara
vez mencionado: los dirigentes de EE.UU. dieron aliento y apoyo militar a
Irak en su guerra contra Irán. Si hablamos de crímenes de guerra y agresión,
hay que considerar las invasiones de Granada y Panamá por EE.UU., y las
guerras de desgaste contra objetivos civiles en Mozambique, Angola,
Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Yugoslavia, y numerosos otros sitios, que
resultaron en cientos de miles de muertes. No existe un estado comunista o
una "nación canalla" que tenga un historial tan horrible de agresión militar
contra otros países durante las últimas dos décadas.

Al sonar tan vanos todos los diferentes pretextos para la guerra, los
bushistas recurrieron a la acusación máxima: Sadam es un dictador. Estados
Unidos representan la democracia y los derechos humanos. La consecuencia es
que los dirigentes de EE.UU. se ven obligados a utilizar la fuerza y la
violencia para efectuar un cambio de régimen en Irak. Una vez más, podríamos
presentar algunas interrogantes. No cabe duda que Sadam es un dictador, pero
¿cómo llegaron él y su equipo al poder? El ala conservadora del partido
Ba'ath de Sadam fue respaldada por la CIA. Fue enrolada para destruir la
revolución popular iraquí y matar a todo individuo democrático,
izquierdista-progresista, que pudieran agarrar, lo que, por cierto,
hicieron, incluyendo el área progresista del propio partido Ba'ath -otro
hecho que los medios de EE.UU. han hecho desaparecer por el agujero negro de
la memoria. Sadam fue el niño modelo de Washington hasta el fin de la Guerra
Fría.

¿Por qué entonces George II, como su papá, se han concentrado en Irak?
Cuando los individuos se la pasan suministrando nuevas y diferentes
explicaciones para justificar una acción en particular, lo más probable es
que estén mintiendo. Lo mismo vale para dirigentes y políticos. Al ver que
los pretextos dados por la Casa Blanca para justificar la guerra son a ojos
vistas falsos, algunos concluyen que la administración está ofuscada o
incluso "loca". Pero sólo que estén tratando de engañar y confundir al
público, no significa forzosamente que ellos mismos estén engañados y
confundidos. Más bien podría ser que tienen motivos que prefieren que no
sean publicados y discutidos, porque entonces quedaría en evidencia que las
políticas de EE.UU. del tipo que han sido presentadas contra Irak favorecen
los intereses de los ricos y poderosos, a gran costo para el pueblo de
EE.UU. y para todos los demás pueblos del globo. Indico a continuación lo
que creo son los verdaderos motivos para la agresión de EE.UU. contra Irak.

Supremacía político-económica global

Un objetivo central de EE.UU., tal como lo enuncian los pequeños doctores
Strangeloves que habitan los niveles superiores de la formulación de
políticas dela administración de Bush, es perpetuar la supremacía global de
EE.UU. El objetivo no es sólo el poder de por sí, sino el poder para
asegurar el control plutocrático del planeta, el poder para privatizar y
desregular las economías de todas las naciones del mundo, de imponer sobre
las espaldas de la gente en todas partes -incluyendo el pueblo de Norte
América- las bendiciones de un capitalismo corporativo de "libre mercado"
libre de toda atadura. La lucha es entre los que creen que la tierra, el
trabajo, el capital, la tecnología, y los mercados del mundo deberían ser
dedicados a maximizar la acumulación de capital de los pocos, y los que
creen que esas cosas deberían ser utilizadas para el beneficio común y para
el desarrollo socio-económico de la mayoría.

El objetivo es asegurar no sólo la supremacía del capitalismo global como
tal, sino la supremacía del capitalismo global de EE.UU., impidiendo la
emergencia de cualquier superpotencia potencialmente competidora o, en
realidad, de cualquier potencia regional apta para competir. Irak es un
ejemplo. Algunas naciones en el Medio Oriente tienen petróleo pero no agua;
otras tienen agua, pero no petróleo. Irak es la única que tiene bastante de
ambos, junto con una buena base agrícola -aunque sus tierras fértiles están
ahora muy contaminadas por el uranio empobrecido lanzado sobre ellas durante
los bombardeos de la Guerra del Golfo de 1991.

Antes, el petróleo de Irak estaba totalmente en manos de compañías de
EE.UU., Gran Bretaña y otras occidentales. En 1958 hubo una revolución
popular en Irak. Diez años más tarde, el ala derecha del partido Ba'ath tomó
el poder, con Sadam Husein como el hombre de la CIA. Su rol era destruir la
revolución democrático-burguesa, como ya lo he señalado. Pero, en lugar de
actuar como un colaborador comprador de los inversionistas occidentales al
estilo de Somoza en Nicaragua, de Pinochet en Chile, de Fujimori en Perú, y
de muchos otros, Sadam y sus cohortes nacionalizaron la industria petrolera
iraquí en 1972, expulsaron a los especuladores occidentales, e implantaron
políticas de desarrollo público y de nacionalismo económico. En 1990, Irak
tenía el nivel de vida más elevado del Medio Oriente (lo que puede no
significar gran cosa), y era obvio que EE.UU. no había logrado retrogradar
las conquistas de la revolución de 1958. Pero la terrible destrucción
impuesta a Irak tanto por la Guerra del Golfo como por la década
subsiguiente de sanciones económicas condujo a una especie de efecto
negativo contrarrevolucionario impuesto desde afuera.

Poco después del colapso de la Unión Soviética, los dirigentes de EE.UU.
decidieron que ya no necesitaban tolerar el desarrollo del Tercer Mundo.
Igual como Yugoslavia sirvió como un "mal" ejemplo para Europa. Irak era un
mal ejemplo para otras naciones en el Medio Oriente. Lo último que los
plutócratas en Washington quieren ver en esa región es a naciones en
desarrollo independientes, que se auto-definan, que deseen controlar su
propia tierra, su trabajo, y sus recursos naturales.

El poder económico y militar de EE.UU. ha sido utilizado repetidamente para
reprimir sistemas en competencia. Países que se auto-definen como Cuba,
Irak, y Yugoslavia, son los objetivos. Consideremos a Yugoslavia. No mostró
deseo alguno de formar parte de la Unión Europea y absolutamente ningún
interés por entrar a la OTAN. Tenía una economía que era relativamente
próspera, con algo como un 80 por ciento que seguía siendo de propiedad
pública. Las guerras de secesión y desgaste conducidas contra
Yugoslavia -todas en nombre de los derechos humanos y de la democracia-
destruyeron la infraestructura económica de ese país y lo fraccionaron en un
grupo de mini-repúblicas pobres, impotentes, derechistas, cuyas economías
están siendo privatizadas, desreguladas, y abiertas a la penetración
corporativa occidental, en condiciones que son totalmente favorables a los
inversionistas. Vemos cómo esto sucede recientemente en Serbia. Todo está
siendo privatizado a precios de mercadillo. Los servicios humanos, los
puestos de trabajo, y los fondos de pensión están desapareciendo. El
desempleo, la inflación, y la pobreza crecen, igual que la criminalidad, la
falta de viviendas, la prostitución, y los suicidios. Bienvenidos al paraíso
del libre mercado serbio.

A juzgar por lo que está ocurriendo en Serbia, Bosnia, Macedonia, Panamá,
Granada, y en otras partes -podemos anticipar que lo mismo es lo que espera
a Irak después de una ocupación por EE.UU.: instalarán un gobierno títere
iraquí, dirigido por alguien tan servil ante la Casa Blanca como Tony Blair.
Los medios de propiedad estatal de Irak, se convertirán en "libres e
independientes" mediante su entrega a ricas corporaciones conservadoras
privadas. Todo lo que sea aunque sea remotamente crítico de la política
exterior de EE.UU. y del capitalismo de libre mercado será privado de una
plataforma efectiva. Partidos políticos conservadores, considerablemente
financiados por fuentes de EE.UU., tendrán muchos más medios que cualquier
grupo izquierdista que pueda haber sobrevivido. En este campo fuertemente
desnivelado, los consejeros de EE.UU. conducirán "elecciones democráticas"
al estilo de EE.UU., repitiendo tal vez los admirables resultados producidos
en Florida y otras partes. Prácticamente toda la economía iraquí será
privatizada a precios de remate. La pobreza y la desocupación, que ya son
elevadas, crecerán precipitadamente. También lo hará la deuda nacional
iraquí, al lanzarse préstamos internacionales para "ayudar" a que los
iraquíes paguen por su propio maltrato. Los servicios públicos disminuirán
hasta la nada, e Irak sufrirá aún más miseria que la que sufre actualmente.
Se nos pide que creamos que el pueblo iraquí está dispuesto a sufrir otra
masiva campaña de bombardeos para lograr ese paraíso de libre mercado.

Apropiación de los recursos naturales

Otro motivo para que se escoja a Irak puede ser resumido en una palabra:
petróleo. Junto con mantener el sistema general global de expropiación, los
dirigentes de EE.UU. están interesados en un inmediato saqueo colonial a la
antigua. La actual dirección de la Casa Blanca está compuesta por hombres
del petróleo que se sienten al mismo tiempo profundamente tentados y
amenazados por las reservas petrolíferas de Irak, de las mayores del mundo.
Con 113.000 millones de barriles a 25 dólares por barril, el suministro de
Irak viene a valer más de 2,8 billones de dólares. Pero ni una gota
pertenece al cartel petrolero de EE.UU.; es todo de propiedad del Estado.
Bagdad ha ofrecido concesiones de exploración a Francia, China, Rusia,
Brasil, Italia, y a Malasia. Pero después de una conquista de Irak y un
nuevo régimen títere, todos esos acuerdos podrían ser anulados. Pronto
podríamos ver la mayor operación de apropiación de petróleo en la historia
del colonialismo del Tercer Mundo por parte de compañías petroleras de
EE.UU. con la ayuda y la instigación del gobierno de EE.UU.

Una cosa que ha interesado a los dirigentes de EE.UU. es mantener el
petróleo iraquí fuera del mercado por un tiempo más -considerando la
superabundancia y la caída del precio del crudo en los últimos años. Como
informó el Financial Times de Londres (24 de febrero de 1998) los precios
cayeron rápidamente debido al acuerdo entre Naciones Unidas e Irak que
permitiría a Irak vender petróleo en el mercado mundial. El acuerdo "podría
resultar en que volúmenes mucho mayores de petróleo crudo iraquí entrarían a
competir por segmentos del mercado." El San Francisco Chronicle (22 de
febrero de 1998) intituló su artículo "El petróleo de Irak amenaza a
Occidente". En realidad, el crudo iraquí no posa ninguna amenaza a
"Occidente", sólo a los inversionistas petroleros occidentales. Si Irak
pudiera volver a participar en el mercado internacional del petróleo,
informó el Chronicle, "devaluaría el petróleo británico del Mar del Norte,
afectaría la producción de petróleo estadounidense y -lo que es mucho más
importante- destruiría los inmensos beneficios que Estados Unidos [es decir,
las compañías petroleras de EE.UU.] pueden ganar con sus masivas inversiones
en la producción del petróleo caucásico, especialmente en Azerbaiján."
Podríamos concluir que el control directo y la propiedad del petróleo iraquí
es la forma más segura de mantenerlo fuera del mercado mundial y el medio
más seguro de beneficiarse de su futura venta, cuando el precio lo
justifique.

Ventajas políticas internas

La guerra y a violencia han beneficiado a George W. Bush. Hasta el 10 de
septiembre de 2001, sus niveles de aprobación habían estado bajando
deplorablemente. Vinieron los ataques al World Trade Center y al Pentágono,
seguidos rápidamente por la nueva guerra contra el terrorismo pregonada a
los cuatro vientos y los masivos bombardeos y la invasión de Afganistán. Los
niveles de aprobación de Bush ascendieron vertiginosamente. Pero pronto
sobrevinieron los escándalos corporativos del 2002: Enron, WorldCom, y aún
más peligrosos: Harken y Halliburton. Al llegar el mes de julio, tanto el
presidente como el vicepresidente se vieron implicados en prácticas
fraudulentas de contabilidad corporativa, presentando falsos anuncios de
beneficios para inflar el valor de las acciones, seguidos por fuertes abusos
de información confidencial justo antes de que se revelara que las acciones
no tenían prácticamente ningún valor y se derrumbara su precio. Al llegar
septiembre, la próxima guerra contra Irak desplazó todo el asunto de las
primeras páginas y de las noticias vespertinas. Bush Padre hizo lo mismo en
1990, enviando al escándalo de ahorros y préstamos al limbo mediático al
iniciar la guerra contra el mismo país.

Al llegar octubre de 2002, el partido republicano, tambaleándose por los
escándalos e identificado como el partido del favoritismo corporativo y de
la corrupción, resurgió como el partido del patriotismo, de la defensa
nacional, y de un fuerte liderazgo militar para conquistar el control de
ambas cámaras del Congreso, ganando elecciones que jamás hubiera ganado.
Muchos estadounidenses se unieron alrededor la bandera, en la que se
envolvía el presidente. Algunos de nuestros compatriotas, que se muestran
cínicos y suspicaces cuando se trata de los políticos en asuntos de todos
los días, muestran una confianza casi infantil, ilimitada y una fe de
reacción visceral, cuando esos mismos políticos pregonan una necesidad de
defender nuestra seguridad nacional contra alguna amenaza foránea, real o
imaginaria.

La guerra también distrae a la gente de sus problemas económicos, de la
necesidad de tener una vivienda decente, de escuelas, y puestos de trabajo,
y de una recesión que no muestra indicio alguno de disminuir. Desde que
George II se hizo cargo de su puesto, la bolsa de valores ha disminuido un
34 por ciento, el desempleo ha aumentado un 35 por ciento, el superávit
federal de 281.000 millones de dólares es ahora un déficit de 157.000
millones de dólares, y otro 1,5 millón de personas no tienen seguro de
salud, llevando el total a 41 millones. La guerra ha sido buena para la
agenda conservadora en general, causando gastos militares en cifra récord,
mayores beneficios para la industria de la defensa, y que derroche dinero a
expensas del déficit, que enriquece aún más a la clase de los acreedores a
costa del contribuyente, y que es utilizado para justificar mayores
reducciones en los servicios humanos del interior..

Los intelectuales liberales no están nunca más contentos que cuando, con
sonrisas condescendientes, pueden burlarse de la estupidez de George Bush.
Lo que he tratado de mostrar es que Bush no es ni retrasado ni desorientado.
Considerando su perspectiva e intereses de clase, hay razones poderosas para
cometer la agresión armada contra Irak -y contra otros países por venir. Es
hora de que nos preocupemos menos de sus ridículas confusiones de
terminología y más de sus engaños bastante efectivos y de su inquebrantable
malevolencia. Muchos cruzados decentes han sido derrotados por su
incapacidad de comprender, en su real dimensión, la extrema depravación de
sus enemigos. Mientras más sepamos sobre lo que enfrentamos, mejor situados
estaremos para combatirlo.

Los últimos libros de Michael Parenti son The Terrorism Trap (City Lights);
To Kill a Nation: The Attack on Yugoslavia (Verso): and the 7th edition of
Democracy for the Few (Wadsworth). His forthcoming work, The Assassination
of Julius Caesar: A People's History of Ancient Rome, will be published in
the spring by The New Press.


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