fran ilich on Wed, 22 Oct 2003 10:25:10 +0200 (CEST)


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[nettime-lat] De frena-cumbres a luchadores locales


La estrategia de lucha de los que se oponen al neoliberalismo ha cambiado,
afirma la periodista e investigadora Naomi Klein.

El enfoque ya no está en "brincar de una cumbre a otra", en simplemente
hacer una gran protesta, sino en "vincular sistemáticamente" los nuevos y
ambiciosos tratados comerciales con temas locales urgentes, como los
servicios de salud y los sin hogar. En pocas palabras: "Dar un enfoque local
a la globalización", explica la escritora.

"Recientemente, la policía ha comenzado a felicitarse por haber aprendido a
'controlar' las manifestaciones masivas con balas de goma, barreras en la
frontera, y cercas. Pero, ¿cómo se adaptarán a un movimiento global que ya
se está transformando en miles de mini-movimientos locales, todos vinculados
internacionalmente? Van a necesitar una cerca bastante grande", pronostica
Klein.

La nueva cara de la lucha contra el neoliberalismo

De frena-cumbres a luchadores locales

Naomi Klein

En cuanto escribí la frase, la borré: "¿Es esto lo que realmente
queremos -un movimiento de perseguidores de reuniones, que andan atrás de
los burócratas del comercio como si fueran los del grupo de rock Grateful
Dead?" Podía ser sacado de contexto, pensé, mejor que lo borre. Luego, lo
volví a escribir: el contexto estaba claro, y yo era una paranoica. Si dejas
que tus críticos te roben el sentido del humor, ya ganaron. La paranoia,
aprendí desde entonces, puede ser un impulso sano. Aquella frase, la cual
fue publicada por primera vez hace casi un año en la revista estadounidense
The Nation, me ha perseguido como ... ¡olvídalo! En la revista The
Economist, en la señal de radio CBC, en The Globe y en Mail, apenas la
semana pasada, ha sido usada exactamente como temí que lo hicieran: para
describir a los manifestantes contra las transnacionales como una banda en
búsqueda de emoción, metida por el reventón, no por la política. (En el lado
positivo, ahora los seguidores de Grateful Dead están convencidos de que
sólo yo los comprendo: "Güeeey -me dicen- es tan cierto lo que escribiste,
porque la onda de Dead es la comunidad".) En realidad, la frase no se
refería a la cultura de las protestas (aunque no puedo negar la presencia de
danzas con bongó y burritos vegetarianos). Lo que escribí es que había
tantas protestas planeadas que aquellos activistas que quisieran mantener el
paso, básicamente tenían que irse de gira. Después de que la Organización
Mundial del Comercio fue suspendida en Seattle, parecía que se convocaba a
"otro Seattle" cada vez que los líderes mundiales se reunían para cualquier
tipo de reunión. Y los burócratas del comercio y los líderes mundiales se
reúnen bastante seguido. Así que, el esfuerzo de los activistas de tratar de
movilizar a decenas de miles de personas cada dos meses absorbió casi toda
su energía y recursos. Mientras tanto, las protestas en sí corrían el riesgo
de parecer lejanas, sin conexión con los temas que afectan la vida de la
gente. Esta es precisamente la razón por la cual las personas que se dedican
a retar la expansión del poder transnacional ya variaron de estrategia. El
enfoque cambió de "brincar de una cumbre a otra" (como algunos le llamaron)
a especificarse en los nuevos y ambiciosos tratados comerciales-como el
Acuerdo General sobre Comercio de Servicios, y el Acuerdo de Libre Comercio
de las Américas, que estará en la Cumbre de las Américas en Quebec la
próxima semana. La meta de estas campañas, en vez de que sea simplemente
hacer una gran protesta, es ahora, vincular sistemáticamente estos acuerdos
arcanos con temas locales urgentes, como los servicios de salud y los
sin-hogar -dar un enfoque local a la globalización. Como su antecesor TLCAN,
la creación de la más amplia zona de libre comercio en el mundo es
promocionada a través de los poderes que-todo-lo-curan de la economía de
goteo. El razonamiento va así: el ALCA está diseñado para crear las mejores
condiciones de negocio para las transnacionales -tarifas más bajas, más
oportunidades de privatización, mayor protección en cuanto a patentes, el
poder de demandar a los gobiernos nacionales por pérdidas, barreras a los
gobiernos que atan la inversión a la creación de empleos, y de más. Estos
incentivos al comercio y a la inversión, nos dicen, hará mucho más que
incrementar las ganancias de las transnacionales. También arreglarán todos
los pesares del hemisferio, desde el deterioro ambiental, a la corrupción
política; desde la pobreza masiva, hasta la producción en exceso; desde el
trabajo parte-lomos, hasta el decrecimiento económico de Estados Unidos.
Para los opositores del ALCA, la meta no es frenar una sola reunión nomás
por pararla. Es exponer esta lógica defectuosa, mostrar cómo la lista de
deseos de las transnacionales ya se está volviendo realidad, no como teoría
económica abstracta sino en las vidas diarias de las personas. Las protestas
que están planeadas para tener lugar en la ciudad de Quebec la próxima
semana son importantes, pero sólo son la cara más visible de las menos
impresionantes, pero continuas campañas locales, las que se están
aterrizando en las ciudades y los pueblos en toda América. La globalización
puede parecer abstracta, pero no lo es. Tiene que ver con miles de historias
locales -sobre la desregulación energética en California, y sobre la
privatización del agua en Ontario. Se trata sobre las redes sociales de
protección que no estarían ahí para contener a los recientes desempleados
mientras el auge está a punto de estallar. La globalización también tiene
que ver con la agroindustria exportadora que ha creado las múltiples
amenazas de la ingeniería genética, los sustos alimenticios, los sin tierra
y las masivas migraciones de las personas desesperadas por obtener cualquier
tipo de empleo, en cualquier lugar. Lo anterior explica porqué la próxima
semana habrá una protesta simultánea contra el ALCA en la frontera entre San
Diego y Tijuana. La meta es mostrar la otra cara de la globalización: las
maquiladoras y las detenciones de los migrantes en la frontera de Estados
Unidos con México. Recientemente, la policía ha comenzado a felicitarse por
haber aprendido a "controlar" las manifestaciones masivas con balas de goma,
barreras en la frontera, y cercas. Pero, ¿cómo se adaptarán a un movimiento
global que ya se está transformando en miles de mini-movimientos locales,
todos vinculados internacionalmente? Van a necesitar una cerca bastante
grande.

(Tania Molina Ramírez)

*Naomi Klein es una periodista canadiense que ha estado en las principales
protestas contra el neoliberalismo en todo el mundo. Escribió el libro No
Logo (No a la Marca), producto de una minuciosa investigación sobre las
transnacionales y el movimiento en contra de ellas. Es colaboradora de la
revista estadounidense The Nation y del diario inglés The Guardian.

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