Santos Mercado on Sat, 29 Dec 2001 13:10:14 +0100 (CET) |
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Ideas al vuelo ¿Merecido descanso? Ricardo Medina Macías Donde el autor, descontento por su suerte de trabajador esforzado, medita sobre los merecimientos reales o fingidos para descansar y la conveniencia del impuesto al valor disminuido. A media mañana llego a la luminosa conclusión de que estoy trabajando sólo por fastidiar al prójimo. Gozo pensando en los complejos de culpa que seguramente atormentarán a quienes - mereciéndolo o no- se afanan en la holganza de fin de año. Bien vistas las cosas, ¿por qué se dice "merecido descanso"?, ¿a partir de qué cuota de horas laborables, esfuerzo, sudor, lágrimas o torpezas cometidas en el nombre del trabajo, se "merece" el descanso? De hecho, todos saldríamos ganando con el "merecido descanso" de los incompetentes. El daño causado por un incompetente que se emplea a fondo - que "hace su mejor esfuerzo" como los jugadores de la selección mexicana de futbol- puede ser incalculable. Ejemplo: ¿Cuánto habría ganado el país si los legisladores capitalinos que idearon una "ley" que prohíbe a los menores de edad ver la muerte de animales se hubiesen dado, el día que aprobaron tal disparate, un "merecido descanso"? Respuesta: Mucho. Los niños y las niñas no sólo podrían seguir asistiendo a las corridas de toros, sino presenciando el sacrificio de reses en el rastro. Un espectáculo que, bien supervisado por adultos inteligentes, deja muchas lecciones. Con esa "lógica" de proteger a los menores de la realidad de la muerte, que forma parte de la vida, los incompetentes legisladores ya deberían haber prohibido la lectura de los cuentos de Horacio Quiroga; los estudiantes de secundaria se perderían la lectura de esa descripción magistral de una gallina corriendo sin cabeza - símil de un diputado en busca de la reforma fiscal - observada por un niño con retraso mental profundo -símil de los medios de comunicación preguntando a los diputados, un día sí y otro también: "¿cómo van la reforma fiscal y el presupuesto?" Divago, como suele suceder en estos días en los que, hablando en la jerga periodística, "no pasa nada" y en los que los viejos jefes de redacción en los viejos periódicos le pedían a los viejos fotógrafos: "A ver, Melgarejo, váyase a la calle y tómele unas fotos al pinche frío". Los legisladores no descansan. Para dramatizar un poco diríamos que nos tienen con el alma en vilo, esperando el presupuesto de egresos y los parches tributarios que nos querrán vender como reforma fiscal. No es para tanto. Ya se sabe que al final tendremos un engendrito más, apurado entre brindis de fin de año, abrazos protocolarios ("mi hermano, te deseo lo mejor para ti y los tuyos") y la urgencia de irse a casa a festejar. El engendrito será como la gallina sin cabeza del cuento de Quiroga. Caminará sin dirección unos cuantos pasos indescifrables antes de ceder a la muerte. Pero eso sí, será un engendrito huérfano porque, a la hora de la verdad, nadie admitirá responsabilidad en la concepción y en el parto de la criatura. Al llegar puntualmente al trabajo - para fastidiar moralmente a los del "merecido descanso"- he visto a K en un flamante Jaguar negro. No sabía que K fuese un magnate, tal vez es sólo un soltero afortunado que gasta sus ingresos en autos de lujo. Me corroe la envidia pero sigo trabajando para fastidiar a los del "merecido descanso". Eso sí, decido sacrificar para siempre el anhelo de tener un Jaguar negro. No quiero que alguien diga al verme llegar al trabajo: "¿Ya viste el carrazo que trae el incompetente de Medina?". Tampoco quiero que alguien haga conjeturas malévolas: ¿Lavado de dinero?, ¿corrupción?, ¿herencia de una tía que falleció en Escocia? En fin, lo del "merecido descanso" - no confundir con el reposo de la muerte- me recuerda la idea del impuesto al valor disminuido. Idea desestimada por nuestros legisladores pero que sería tan eficaz como darles un "merecido descanso" a los esforzados incompetentes y ahorrarnos los daños que causan con sus afanes de hacer algo. Rescato la idea del impuesto al valor disminuido: Cobrar un jugoso porcentaje del 35% a todas las estupideces de palabra, obra y omisión que nos endilgan los personajes públicos. Así, el señor López tendría un estupendo incentivo para levantarse tarde (disminuye la probabilidad de incurrir en dañosas tonterías) y muchos otros próceres nacionales se abstendrían de idear leyes y reglamentos obtusos o de proferir declaraciones memorables cada vez que les ponen enfrente un micrófono o una grabadora. De todas formas, el fisco recaudaría el 35% aproximadamente de los daños causados cada vez que se disminuye el valor de este país. Una suma nada despreciable. Correo electrónico: ideasalvuelo@yahoo.com _______________________________________________ Nettime-lat mailing list Nettime-lat@nettime.org http://amsterdam.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat